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Reportaje:

¿Qué hay de lo mío?

El Gobierno de Aguirre toma posesión rodeado de una clac de cesantes

Uno a uno, hasta quince, los consejeros del nuevo equipo de Gobierno de Esperanza Aguirre juraron ayer el cargo en la sede de la Real Casa de Correos. "Juro por mi conciencia y honor...", empezó Ignacio González, vicepresidente primero y portavoz, con la mano puesta en la Constitución. Ellos juraban, la presidenta sonreía, les daba dos besos, después una confidencia en el oído, aplauso del personal y que pase el siguiente. Todos dijeron lo de "juro...", menos dos consejeros -Manuel Lamela, de Transportes, y Gádor Ongil, de Familia-, que lo cambiaron por un "prometo...".

"Muchas gracias. El acto ha terminado", anunció alguien por megafonía. Y entonces los asistentes al acto, unas 200 personas, se arremolinaron en torno a los nuevos consejeros, que a duras penas podían moverse entre la multitud, formada la mayoría por cargos medios del Gobierno regional. Los consejeros recibieron sonrisas, besos, apretones de mano, carcajadas que sonaban en falso; también, enhorabuenas sinceras. Todos trajeados, recién salidos de la peluquería. Había nervios entre los cargos de confianza, directores generales, asesores, y jefes de gabinete y de prensa. Con el cambio de titulares en las consejerías, muchos temen perder su empleo.

PSOE e IU calificaron el nuevo Gobierno regional de continuista y conservador

Otros reflejaron sus ansias de enchufismo. "Tenemos a Isabel, que es de Nuevas Generaciones. Da una imagen joven. Si la puedes tener en consideración para Deportes...", pedían dos jóvenes, bien vestidos, al vicepresidente González. "Deportes es de Alberto López Viejo...", se excusaba el vicepresidente antes de dejar sola a la pareja. "Bueno, ya está, podemos respirar. Lo hemos hecho. En cuanto se quede solo, vamos a por Alberto", conspiraba la pareja, ya a solas.

En otro grupo, en el que estaba presente un alcalde del PP, hablaban del consejero de Presidencia e Interior, Francisco Granados, que esta legislatura asumirá dos consejerías. "Mira, mira, todos los que le daban la espalda ahora le están haciendo la pelota", comentaban señalando a un Granados, efectivamente, rodeado de aduladores.

"¡Donde estés tú, allí estaré yo!", revoloteaba otra mujer -traje de chaqueta, aspecto cuidado- en torno al nuevo consejero de Sanidad, Juan José Güemes. Aguantando el tipo, refresco en mano, estuvo uno de los consejeros salientes, Luis Peral, que deja el área de Educación para ser senador. Peral reconoció que él quería seguir en Educación, que Esperanza Aguirre no quiso y que, a cambio, le ofreció hasta tres consejerías que él rechazó una por una. "Una de ellas es Vivienda, pero yo quería seguir en Educación", insistió el ya ex consejero.

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Entre los presentes en el acto estuvieron los concejales del Ayuntamiento de Madrid Manuel Cobo y Juan Bravo, y también hicieron corrillos el rector de la Universidad Rey Juan Carlos, Pedro González-Trevijano; el alcalde de Valdemoro, José Miguel Moreno, y el decano de los jueces de Madrid, José Luis González Armengol.

En el estreno, cada consejero habló de sus responsabilidades. El de Inmigración, Javier Fernández Lasquetty, afirmó que la región es "una tierra de oportunidades para todos los que quieran compartir los valores y las reglas de convivencia de los madrileños". Güemes, encargado de Sanidad, declaró que su desafío está en reducir las listas de espera y en hacer de la sanidad madrileña "una de las mejores de España".

Mientras el nuevo Gobierno celebraba su formación, la oposición lanzó sus primeras críticas. El portavoz adjunto del PSOE en la Asamblea, Andrés Rojo, calificó el nuevo equipo de "continuista y perseverante". La portavoz de IU en la Asamblea, Inés Sabanés, afirmó por su parte que la composición del nuevo Gobierno regional refleja una "vuelta de tuerca a la deriva ultraliberal del Gobierno anterior", y auguró "conflictos" en la Consejería de Transportes con la llegada de Manuel Lamela.

Lucía Figar, consejera de Educación, bromea con otros miembros del Gobierno regional.
Lucía Figar, consejera de Educación, bromea con otros miembros del Gobierno regional.LUIS MAGÁN

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