El imperio inmobiliario de los Montoro
El grupo familiar GMP, que basa su estrategia en los inmuebles de calidad, dispone de 360.000 metros de oficinas en Madrid tras la compra de cuatro edificios al BBVA
En sus casi tres décadas de historia, GMP nunca había alcanzado tanta notoriedad como la que le ha traído el canje que acaba de acordar con el BBVA. Para llegar hasta este punto -y para haber multiplicado por siete en los últimos años sus terrenos-, la inmobiliaria de la familia Montoro ha optado por una estrategia sencilla, pero de lógica aplastante: comprar edificios céntricos, principalmente de oficinas, de alta calidad. Y quedarse en ellos una buena temporada.
Las dos operaciones cruzadas con el BBVA se hicieron públicas el martes. GMP ganaba
cuatro céntricos edificios (entre ellos, la torre de la Castellana, insignia histórica del banco), y se deshace de los 100.000 metros cuadrados del Parque Empresarial Foresta. La entidad presidida por Francisco González trasladará allí a partir de 2010 a 6.500 empleados. Y, de paso, GMP llega hasta los 360.000 metros de oficinas en Madrid.
El presidente de GMP ha tenido negocios con el ex dirigente del PP Romero de Tejada
El BBVA sólo especifica que se gastará 700 millones en su nueva sede social. GMP se limita a añadir que el precio que ha pagado por los cuatro inmuebles ha sido "a precios de mercado". Fuentes del sector calculan que éstos pueden rondar los 650 millones de euros.
Apenas dan más detalles. La inmobiliaria nacida en 1979 mantiene un hermetismo total sobre sus actividades. Y no añade ni una coma a la información que dieron el día de la operación.
Francisco Montoro Gil fundó Monthisa el 22 de agosto de 1968. Pero los dos vástagos prefirieron ir por su cuenta. Uno siguió con Monthisa, y Francisco Montoro Muñoz fundó GMP Sociedad de Inversión Inmobiliaria.
Y es que en la empresa el apellido familiar lo reviste todo. El consejo de administración está formada por el presidente, Francisco Montoro, la secretaria, Gloria Alemán, y cinco vocales con los apellidos Montoro Alemán. Los hijos se han hecho con las riendas de la gestión.
Jaime Pascual-Sanchís, director general de Aguirre Newman, que ha intervenido en la operación asesorando a GMP, considera al padre el "alma de la empresa". Pero ya está de retirada para cederle el paso a los hijos. "No todos se han formado en GMP, pero están muy vinculados al grupo", explica.
Pascual-Sanchís dice que la empresa tiene un perfil discreto para los no profesionales, pero muy conocido en el sector. Y que ha llevado alianzas con grupos importantes, como la que mantiene desde 1997 con la división inmobiliaria española de General Electric.
Pero además de mantener un perfil discreto, Montoro Muñoz tiene buenas relaciones políticas. O por lo menos las tiene con el ex número dos del PP madrileño, Ricardo Romero de Tejada, al que el PSOE implicó en el tamayazo [la fuga de dos tránsfugas que en 2003 impidió un Gobierno socialista en la Comunidad de Madrid]. Romero de Tejada, constituyó en 1998 una empresa para explotar una finca agrícola y un coto de caza de 700 hectáreas en el entorno del parque de Monfragüe, en Cáceres. La finca principal era propiedad de Montoro.
Entre los inmuebles de GMP en propiedad, destacan los de Luchana 23, Ortega y Gasset 20, Hermosilla 3, sede de Garrigues, y Génova 27, donde desarrolla su actividad el grupo ING. A este paquete se unen las recientes incorporaciones de los cuatro edificios del BBVA.
GMP basa su actividad en una doble estrategia: patrimonial por una parte y de promoción por otra. El director de Aguirre alaba la visión de futuro que tuvieron al adquirir edificios como el de la calle de Hermosilla. O cuando compraron a BNP un inmueble de Génova. "Hubo voces que criticaron el precio tan alto que pagaron, pero luego alquilaron estos inmuebles a Garrigues y a ING. El negocio les salió redondo", añade Pascual-Sanchís. Y concluye: "Han entendido el momento que viven. El acuerdo con el BBVA refleja que ahora un edificio bien situado tiene más valor que un montón de dinero".
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