Demasiados errores
Más de un año en la cárcel sin que el juez, el abogado de oficio, el fiscal o el director del centro penitenciario se dieran cuenta de que un preso no tenía que estar preso es algo inadmisible. ¿Cuántas personas más puede haber en la misma situación? ¿Se está investigando?
Otra juez deja en libertad sin cargos a un padre que agredió a su bebé de pocos meses y, tras reincidir, vuelve a dejarlo en libertad, eso sí, esta vez con cargos. ¿Cuántos maltratadores de mujeres y niños se pasean en estos momentos con total impunidad? Demasiados errores.
Aparentemente, un juez vale para todo. Delitos económicos, robos, accidentes, despidos, malos tratos, peleas de vecinos, corrupción, y un largo etcétera. Una oposición de contenido teórico y un año de prácticas son suficientes requisitos para tamaña responsabilidad. Para el ejercicio de otras profesiones, como la medicina, se exige el cumplimiento de un periodo de especialización remunerado de tres a cinco años, según la complejidad del área de conocimiento, tras una oposición nada fácil. Resulta impensable que un ginecólogo opere un cáncer de estómago, o un psiquiatra cambie una válvula cardiaca.
Todo el mundo puede cometer errores, pero una formación adecuada disminuye las posibilidades. A la gente de a pie no nos preocupa tanto los repartos y trapicheos para la composición del Tribunal Supremo o del Constitucional, como que la justicia funcione en el día a día. Estoy segura de que con el dinero público utilizado en tantas tramas de corrupción no perseguidas se podría financiar un sistema más acorde con los tiempos que corren.
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