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La situación tras las elecciones
Columna
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Autobombo

El pasado día 4 Juan Ignacio Zoido, candidato por el PP a la alcaldía de Sevilla, insistía en su condición de ganador de las elecciones municipales. Se postulaba como nuevo alcalde e instaba a IU a que optara entre su candidatura o los sillones que le pudiera ofrecer el grupo socialista. Su petición descansaba, decía, en Julio Anguita. Su instinto y sus ganas de poder le hacían conectar su grupo con el sector comunista que tanto han denostado. Algo incomprensible que sólo se puede explicar por el deseo de gobernar. Es verdad que pasados los días, y estando ya próximos los plenos, muchas alcaldías se van a gobernar como consecuencia de los pactos alcanzados o en vías de alcanzarse entre PSOE e IU. Con esta realidad se ha dicho que este acuerdo no era razonable y que defraudaría a numerosos votantes del PP, cuyas ideas no son ni parecidas ni a las de Anguita ni a las de Torrijos. En fin que, a la vista de que este candidato no le hace ascos a un pacto con IU y IU si le hace ascos a este pacto, mejor decir de esta agua no beberé.

Son explicaciones que me traen a la memoria a un personajillo que se autocalificaba de ligón. Contaba este individuo que eso del ligar -identificaba con el meter mano- era sencillo. Decía que iba al cine, se sentaba en medio de dos chicas y cuando se iniciaba la película dejaba ir su mano a diestra o a siniestra según le convenía, y añadía con un tono despreciable y falso: "No sabes la de niñas que se dejan". Uno de los que le escuchaban, y de su misma catadura, preguntó "y si no se deja y te da una leche". La respuesta fue: te levantas y muy digno dices en voz alta "por puta". No es necesario, pienso, que en una política seria y madura se diga, cuando no se alcance un pacto porque la negociación no resulte, se tenga que decir que no se quería llevar a IU a su huerto.

En fin que nadie discute que la lista más votada en Sevilla capital ha sido la del grupo popular. Sin embargo este hecho no autoriza ni a proclamarse ganador, ni a calificar al resto de las fuerzas políticas como reparte sillones. Las alcaldías se logran en función de la mayor representatividad de los ciudadanos. El PP en Sevilla no cuenta con ella. Además, si algo se ha demostrado en estos últimos años es que los pactos alcanzados entre todas las fuerzas políticas han valido para sacar adelante los estatutos de las distintas comunidades, entre ellos el Estatuto andaluz. Un posicionamiento que, salvo en Andalucía y al que se sumó el PP a última hora, no se ha seguido por este grupo; tampoco se le ha visto apoyar las Leyes de Igualdad y se ha opuesto, recurriendo al Constitucional, la ley que legitima el matrimonio entre personas del mismo sexo. No se trata de repartir sillones. Se trata de coincidir, o no, en una política que impulse cambios sociales. En este sentido, se comprende que algunas de sus voces rechacen el pacto que pretendía el candidato del PP. Un pacto, en cambio, que en estas realidades es natural entre PSOE e IU y que, en el caso que cristalice, va a favorecer el desarrollo del Estatuto de Autonomía para Andalucía. También, y es el caso de Sevilla, continuar con el avance de una ciudad deseosa de continuar trasformándose y abrirse a la modernidad, rompiendo su inmovilismo.

Finalmente y como quiera que ya se nos vuelve a anunciar por el candidato del PP a Sevilla que, en el pleno del próximo sábado para la constitución de la Corporación se seguirá proclamando ganador de las elecciones, un comentario más. En nuestro sistema legal y democrático, y en lo que hace al nombramiento de alcalde, los concejales representan la ciudadanía. La mayor suma de concejales es la mayor representatividad de una ciudad. Mal haría, de no resultar elegido por los concejales, seguir con la cantinela de "he ganado yo" pues, amén de no respetar el sistema, puede que saque el humor de esta tierra y terminen calificándole como "el victorioso". Y lo que es peor termine tirando el buen trabajo hecho por su grupo en Sevilla y haga ridícula la oposición municipal que se anuncia, perjudicando los intereses de una ciudad que espera de sus concejales que se dediquen a hacer política y no a su autobombo.

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