Un nacionalista flamenco formará Gobierno en Bélgica

El democristiano y nacionalista flamenco Yves Leterme, de 46 años, es desde el más firme candidato a convertirse en próximo primer ministro de Bélgica tras ser el más votado en unas elecciones que ponen fin a ocho años de dominio del liberal Guy Verhofstadt, que gobernaba con los socialistas. Conforme exige el fragmentado arco parlamentario belga, Leterme, que ayer prometió una reforma del Estado que dé más autogobierno a Flandes, deberá formar coalición. Las negociaciones podrían durar semanas, si no meses.

Verhofstadt, según un responsable de su partido, dejará la política. Los resultados confirmaron los sondeos y colocaron a los democristianos flamencos (CDV) de Leterme como grandes vencedores de la jornada, al conseguir el 30% de los sufragios en el norte neerlandófono, donde vive el 60% de la población belga.

"Más seguridad, más justicia y una reforma del Estado moderno", declaró un exultante Leterme, de 46 años, ante sus seguidores en el discurso de reconocimiento de su victoria. "Ése era nuestro programa y, a partir de mañana, ésa será nuestra guía". Ni el lugar ni el momento eran para entrar en detalles, pero a lo largo de la campaña Leterme ha venido insistiendo en la devolución a las regiones de más poderes, entre ellos los económicos, lo que inquieta a una Valonia con una salud económica delicada y temerosa de la apertura del portillo secesionista y del incremento de las tensiones políticas entre flamencos y valones.

Leterme habló de su disposición a formar Gobierno con cualquiera que esté dispuesto a luchar por un futuro mejor para el país. Los analistas locales daban por bastante adelantadas sus conversaciones para establecer un Gabinete de coalición con sus correligionarios del sur y con los socialistas, tanto flamencos como francófonos. Pero los pésimos resultados de los socialistas en Flandes (Sp.A pierde siete puntos y ocho escaños) y su humillación en Valonia restaban posibilidades al plan. Leterme, ministro-presidente de Flandes, se había ganado la enemistad de los francófonos con manifestaciones agresivas, como que los francófonos que habitan en el norte del país no son lo suficientemente inteligentes como para aprender neerlandés.

En Valonia, los socialistas de Elio di Rupo cedieron siete puntos y cayeron al 29%, con lo que perdieron su tradicional primacía política tras una campaña dominada por casos de corrupción como el de Charleroi, primera ciudad de la región e histórico feudo socialista, convertida en una auténtica sentina: no menos de media docena de responsables del partido han sido procesados en los últimos meses. La corrupción en los distintos estamentos de la Administración carolina es tal, que los investigadores han llegado a declarar que frente a las pesquisas habituales, en las que se trata de encontrar a los malos entre los buenos, en Charleroi el trabajo es el contrario.

La puntilla

A los socialistas en Valonia les dieron la puntilla los liberales del Movimiento Reformador, cuyo líder y viceprimer ministro saliente, Didier Reynders, hizo de la corrupción su caballo de batalla y se vio recompensado con el 33% de los votos. El buen papel liberal en el sur tuvo su cruz en Flandes, donde los liberales (VLD) de Verhofstadt dejaron ocho años de liderazgo político para convertirse en la tercera fuerza regional, tras los racistas y xenófobos del Vlams Belang, que ganaron puntos con respecto a los comicios de 2003 y consiguieron el apoyo del 19% de los flamencos.

"Asumo la responsabilidad del resultado", manifestó anoche el derrotado primer ministro, quien buscó magro consuelo en el magnífico resultado del Movimiento Reformador: "La fuerza de nuestro proyecto no se ha visto afectada, como prueba el éxito de nuestro colegas francófonos". Verhofstadt presentará hoy su dimisión a Alberto II, quien encargará a un informador que sondee el estado de opinión política con vistas a la formación de un nuevo Gabinete. En función del trabajo del informador, el monarca nombrará un formador para que constituya Gobierno. Leterme asumirá ese cometido, en una fecha que anoche nadie se atrevía a aventurar.