La banca puja por las remesas
Las entidades financieras intentan captar clientes entre los inmigrantes con los envíos mensuales de dinero a sus países
"Para un inmigrante recién llegado, lo fundamental son las remesas y las llamadas". Quien así habla es Wilson Carvajal. Él, colombiano de 32 años, lo sabe de primera mano. Llegó a España hace seis años, y desde hace dos trabaja en una oficina de DineroExpress, del BBVA, en el distrito de Ciudad Lineal, un barrio de Madrid donde el porcentaje de inmigrantes se acerca al 20%.
Los responsables de BBVA son conscientes de las palabras de Wilson y por ello pusieron en marcha en 2002 la red DineroExpress, que en la actualidad cuenta con 123 oficinas. En esas sucursales, los inmigrantes disponen de acceso a Internet, locutorio, servicio de mensajería, tablones de anuncios para ofertas de trabajo y alquiler de vivienda, servicio de tramitación de créditos... Y, sobre todo, allí pueden enviar dinero a sus países por tres euros el envío. "Las remesas son la puerta de entrada para la relación con el cliente", reconocen en el BBVA.
El plan trazado por su principal rival es diferente. El Banco Santander no ha desplegado una red exclusiva para atender a los inmigrantes, pero las remesas también son "el factor clave", como las define Fernando Silva, director de Banca Personal Internacional del grupo Santander. El grupo presidido por Emilio Botín compró una remesadora, Latinoenvíos. Cinco año más tarde ha puesto en marcha una campaña que permite a aquellos que ya son clientes del banco enviar dinero gratis a sus países de origen. Aunque no se queda aquí. Como el BBVA, dispone de productos adaptados para los inmigrantes. "Los productos adaptados facilitan la publicidad y el marketing, y además llegan con más facilidad a los interesados", dice Silva.
Las remesas mueven en España 6.250 millones anuales, según el Banco de España. Las empresas dedicadas en exclusiva a este tipo de transferencias todavía dominan el mercado con claridad. Entre la población latinoamericana, seis de cada 10 personas mandan dinero a su país a través de remesadoras, según el Banco Intermaricano de Desarrollo (BID), pero la entrada decidida de las entidades financieras les ha obligado a rebajar los precios considerablemente.
Transferencias electrónicas
Además de los grandes bancos, también las cajas de ahorros han movido. La Caixa centra su oferta en la accesibilidad electrónica de las remesas. Según explica su director de banca internacional, Joan Rosas, el objetivo es que, como con el resto de operaciones financieras, sólo el 25% de estas transferencias pasen por sus oficinas.
Una vez que los inmigrantes han dado el primer paso -acercarse a las oficinas bancarias para enviar las remesas-, las entidades financieras ponen a su disposición una oferta diseñada para ellos en exclusiva. CajaMadrid, por ejemplo, cuenta con créditos al consumo que permiten a los inmigrantes comprar viviendas en sus países de origen.
Tras la remesa, la relación se intensifica hasta llegar a la boda para toda la vida: la firma de una hipoteca para comprar una vivienda en España. Desde que un inmigrante entra en una oficina de una entidad financiera hasta que pide una hipoteca transcurren cinco años, según las cifras de Caja Madrid. Lo que, según explican en el BID, es todo un síntoma de integración en la sociedad.
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