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La ofensiva terrorista

El Supremo decide mañana si Otegi cumple pena de prisión

La ruptura de la tregua por parte de ETA ha dejado en precario la situación personal del portavoz de Batasuna, Arnaldo Otegi, que mañana de enfrenta a una posible nueva condena en firme de 15 meses de prisión por enaltecimiento del terrorismo en el curso de un homenaje al histórico etarra José Manuel Beñarán, Argala, en el 25 aniversario de su fallecimiento.

Otegi tiene una condena confirmada por el Tribunal Supremo, de un año de prisión por injurias al Rey, delito cometido el 26 de febrero de 2003, y cuya ejecución está suspendida. El Supremo estudia mañana un recurso de casación contra otra sentencia de 15 meses de cárcel por enaltecimiento del terrorismo, que de confirmarse, puede llevar a Otegi a prisión.

Si el Supremo confirma mañana los 15 meses de prisión, esta segunda condena, sumada a la primera, excedería en tres meses los dos años previstos en el artículo 81.2 del Código Penal. Según dicho precepto, entre las condiciones para dejar en suspenso la ejecución de una condena, es necesario que la pena o la suma de las penas impuestas no sea superior a dos años.

En realidad, la suspensión de condena es una "facultad" que tienen los jueces y que en ningún caso impide el ingreso en prisión de un condenado a penas inferiores a dos años. Sin embargo, para delitos inferiores a dos años, la suspensión se aplica de manera prácticamente automática. Al sobrepasar en tres meses los dos años, Otegi está en el límite.

El portavoz de Batasuna tiene en su contra que la ejecución de la sentencia corresponde al tribunal de instancia, es decir, a la Audiencia Nacional, jurisdicción en la que Otegi no cuenta con demasiadas simpatías: recientemente incluso llegó a fletarse un avión para conducirle a un juicio en Madrid del que no habría salido indemne de no haber retirado el fiscal la acusación por inexistencia del delito.

Horizonte penal

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Ahora, con la ruptura de la tregua, la situación del portavoz de Batasuna es mucho más precaria. De ser condenado y tener que ingresar, tendría que cumplir las dos sentencias -dos años y tres meses en total-. El horizonte penal de Otegi se complica además con el estrecho marcaje al que le tiene sometido el juez Fernando Grande-Marlaska, que ha reabierto una causa archivada para poder inculparle en otro delito de enaltecimiento de otro etarra fallecido, Arkaitz Otazua.

El ex portavoz de Batasuna también está procesado por el juez Baltasar Garzón por pertenencia a ETA, en tanto dirigente de la formación radical ilegalizada.

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