El incómodo mensaje de Jesús
La Conferencia Episcopal, muy molesta por la misa celebrada en la iglesia 'roja' de Entrevías
La primera misa ilegal oficiada el pasado domingo en la parroquia de San Carlos Borromeo (Entrevías), tras el cierre del templo decretado por el arzobispado de Madrid, no ha sentado nada bien a la jerarquía eclesiástica. En el arzobispado madrileño no quisieron ayer hacer declaraciones, pero sí que habló el cardenal primado de España y arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, que calificó la liturgia como "no eclesial". "La decisión de Antonio Rouco, arzobispo de Madrid, cuenta con el apoyo de todos", sentenció Cañizares, que también es vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española.
La masiva celebración del domingo -a la que acudió el ex ministro de Defensa José Bono- se hizo al aire libre, con los curas vestidos de ropa de calle y los fieles comulgando con mendrugos de pan. Tras las críticas, Bono respondió: "Fui a misa porque me dio la gana", afirmó ayer a la cadena de televisión Telecinco, y exigió "respeto" para los tres sacerdotes de San Carlos Borromeo.
Esta misa, junto a la reciente visita del teólogo de la liberación brasileño Leonardo Boff, ha molestado al arzobispo de Madrid, Antonio Rouco, que estaría barajando suspender a divinis a los tres sacerdotes, según fuentes eclesiásticas de Madrid. Esta pena, presente en el Código de Derecho Canónico, es temporal, se impone tras una amonestación previa e impide a los curas celebrar misa.
El decreto de cierre trata en realidad de la reestructuración de las parroquias de Entrevías. Bajo ese aparente cambio en los límites de influencia de cada iglesia, se esconde la desaparición de San Carlos Borromeo y la recolocación de sus feligreses en otros templos. La jerarquía eclesiástica ofrece a los sacerdotes seguir con sus labores sociales, pero siempre bajo la supervisión de Cáritas.
Javier Baeza, uno de los sacerdotes del templo, junto a Pepe Díaz y el histórico Enrique de Castro, aseguró ayer que los tres estaban "abiertos al diálogo con el arzobispado". "No hemos tenido ningún contacto con Rouco Varela y le hemos hecho llegar que queremos hablar con él", afirmó ayer Baeza. "Sólo nos hemos reunido una vez con Fidel Herráez, obispo auxiliar de Madrid. Fue el pasado 7 de mayo, y cuando nos presentamos le dijimos que teníamos que hablar los tres juntos, que para eso somos un equipo sacerdotal. Pero él dijo que uno por uno, y nos negamos", agregó Baeza. Los tres sacerdotes admiten estar "agotados", pero la reciente visita del teólogo Leonardo Boff les ha dado estímulos para continuar con su lucha.
Los sacerdotes, pese al decreto de cierre, piensan seguir celebrando misa y ayudando a los más necesitados. "Hoy [por ayer] hemos seguido con nuestra actividad: uno ha ido a llevar a un chaval a la cárcel tras un permiso penitenciario; otro ha estado con dos chicos que han consumido drogas el fin de semana...", continuó el cura.
En la jornada de ayer se repitieron las muestras de solidaridad. La Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, cuyo secretario general es Juan José Tamayo, mandó un comunicado señalando que "la decisión de cerrar la parroquia al culto implica una separación entre la eucaristía y la acción solidaria con los excluidos". El comunicado concluye subrayando la necesidad de "abrir un proceso de diálogo que conduzca a una solución satisfactoria por ambas partes".
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