Beata Rocío
Estos numerosos espacios sobre el primer aniversario de la muerte de Rocío Jurado, que hasta el momento no he logrado cuantificar ni sobre todo diferenciar, en realidad son programas de televisión que sólo tratan de conmemorar aquellos programas televisivos que se organizaron cuando los famosos funerales de la tonadillera grande. Pura autorreferencia televisiva, luto que se muerde la cola (siempre batas de colas), ganas de repetir al dedillo aquel acontecimiento rociero que en su día batió récord de audiencia multimedia. Mera metaficción: llamémosla metatelevisión, como se merece.
Pero desde aquellas primeras exequias por la Jurado, un hito en la historia televisiva, hasta estos también desmesurados funerales del aniversario resulta que en las pantallas del país han ocurrido muchas cosas. Una: que durante todo un año, machaconamente, raca-raca que diría Peridis, estuvieron repitiendo a todas las horas y casi por el sistema del bucle infinito, o cinta de Moebius, las imágenes del velorio en el Centro de Villa, las honras fúnebres de Chipiona, aquella tristeza inconsolable del torero viudo, las misas de difunto y demás réquiem de masas de los que fue objeto el féretro de la Jurado, y sin olvidar el asunto de la herencia. Dos: ocurrió la Pantoja, que ayer, en pleno aniversario luctuoso, volvió a ocupar con sus misereres la noche de Antena3.
Todavía es pronto para saber cuánta audiencia habrán acumulado estos funerales del primer aniversario de la muerte de la Jurado, aunque sospecho que esta vez las cifras no estarán a la altura de las del año pasado y no sólo por culpa del pantojal en el que estamos metidos, que devora share sin parar.
Es que los funerales de aniversario se hacen para que recordemos a los difuntos y la realidad es que la chipionera durante todo este año estuvo viva y coleando por nuestras pantallas. Sin olvidar la mayor, o la misa mayor, que en la liturgia católica hay mucha diferencia televisiva entre los ritos fúnebres, siempre morbosos, y los ritos de beatificación, generalmente aburridos. Beata Rocío, patrona de esa metatelevisión dominante en sesiones de mañana, tarde y noche.
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