La Bolsa china salta
Ninguna medida enfría el parqué asiático
El sueño del dinero fácil se impone entre los universitarios chinos, algo jamás imaginado por los inspiradores de la Revolución Cultural hace tan sólo 40 años. Las clases medias chinas venden sus coches y piden créditos para invertir en la Bolsa.
La única doctrina imperante es la multiplicación de las cotizaciones en Shanghai, el principal mercado del país. Los datos arrastran. En los últimos 18 meses acumula una revalorización del 180% y sin apenas altibajos.
El Gobierno chino intenta enfriar este calentón. Esta semana ha triplicado los impuestos que gravan la transmisión de acciones, pero ni esta medida ni las advertencias de los expertos logran frenar el rally ascendente. Cada mes se abren 300.000 cuentas nuevas para invertir en el parqué.
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