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11-M

La hipótesis imposible o la baba de caracol

La teoría de la conspiración ha quedado tan vapuleada en el juicio que necesita un 'lifting'

La teoría de la conspiración, esa suerte de hipótesis alternativa mutante con la que los corifeos mediáticos del PP nos quieren embaucar con el fin de implicar a los matarifes de ETA en los atentados del 11-M, atraviesa por horas bajas. El desarrollo del juicio de la Casa de Campo ha sido tan inclemente con sus postulados que necesita urgentemente un lifting.

Ya se sabe que en casos de crisis, lo que no arregla el conocimiento lo arregla la imaginación. Y hay que reconocer a esos teóricos del absurdo que imaginación no les falta, porque ya hay que darle a la fantasía para imaginar que los siete terroristas suicidas de Leganés ya estaban muertos antes de la explosión del 3 de abril, que supuestos agentes de policía los trasladaron allí congelados, que el geo Francisco Javier Torronteras se inmoló para dar cobertura a esa versión y todo ello con la finalidad de derribar al Gobierno de Aznar, que ya había quedado derribado por las urnas.

Pero las pruebas periciales forenses han demostrado en el juicio que los suicidas de Leganés estaban vivos en el momento de la explosión. Quizá no todos querían suicidarse, puesto que parece que sólo dos de los siete yihadistas llevaban adosado un cinturón o un chaleco con explosivos, pero los bordes de las heridas que presentaban sus restos mortales y los enrojecimientos de las quemaduras demuestran que no hubo un montaje en el que además del edificio se volaran cadáveres. ¡Lástima!

Esta semana concluye la prueba pericial con los análisis de los explosivos. El último clavo ardiendo al que los conspirativos se agarran para tratar de convencer a la ciudadanía de que lo que estalló en los trenes era Titadyn, la dinamita industrial fabricada en Francia, para vincular a ETA en los atentados.

Pero la analítica ha demostrado que todo el explosivo intacto, es decir, no estallado, encontrado en los escenarios del 11-M -casucha de Morata donde se prepararon las bombas, Renault Kangoo en la que se transportaron, artefacto de Mocejón con el que se pretendía volar el AVE, artefacto encontrado en el tren de El Pozo y desactivado en Vallecas y piso de Leganés donde se suicidaron siete de los integrantes del comando- es Goma 2 ECO.

Respecto de los focos de las explosiones de los trenes, las muestras recogidas son insuficientes y su análisis sólo permite saber que se trata de dinamita, pero no ponerle nombre comercial.

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Pero eso es suficiente, porque en el juicio se ha proyectado el vídeo en el que, tres meses después de los atentados, la Guardia Civil encontraba cuatro cajas de Goma 2 EC y Goma 2 ECO tapadas por un cartón en la bocamina de Mina Conchita, de donde se ha demostrado que proceden los detonadores y los explosivos del 11-M. La importancia de que coexistieran los dos tipos de dinamita en la explotación minera radica en que uno tiene nitroglicerina y dinitrotolueno en su composición y el otro no, lo que explica la presencia de estas sustancias en algunas de las muestras.

Las pruebas periciales han demostrado cómo a través de los datos proporcionados por los cruces de las llamadas de los teléfonos móviles de los islamistas se ha podido reconstruir el viaje a Asturias de Jamal Ahmidan, El Chino, el 28 de febrero de 2004, en busca de los 200 kilos de Goma 2 de Mina Conchita, la dinamita que le vendió el ex minero José Emilio Suárez Trashorras. Y cómo los detalles concuerdan con las explicaciones proporcionadas por otras personas como el Gitanillo o la cajera del Carrefour de Avilés donde los terroristas compraron bolsas, mochilas y linternas para acudir de noche a la mina. Incluso el que durante varias horas no se registrase ninguna llamada en el teléfono de El Chino se explica por el hecho de que en la zona de la mina la única cobertura existente era de Movistar, pero no de Amena, compañía a la que correspondía la tarjeta del terrorista. Una explicación sólida, coherente y verosímil.

El caso es que los teóricos conspirativos no han ofrecido ninguna otra hipótesis alternativa que explique los datos objetivos que existen en el sumario. Lo único que han conseguido hasta ahora ha sido destacar los errores cometidos por artificieros, policías, guardias o técnicos. Está claro que sólo con eso no se va a ningún sitio y que la teoría de la conspiración necesita una renovación urgente, una hipótesis alternativa global creíble, lo que se me antoja imposible. Les voy a sugerir que si el botox o el colágeno no son suficientes para el necesario rejuvenecimiento, en la tele anuncian ahora el no va más en reconstrucción, el extracto de baba de caracol. Se me dirá que es un tanto extravagante, pero ya saben, en caso de crisis, imaginación.

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