Camps bate todos los récords
El hipotético declive electoral del Partido Popular valenciano era sólo un espejismo. La organización que preside Francisco Camps, pletórica, hizo ayer una demostración de fuerza y no sólo revalidó en las elecciones autonómicas su mayoría absoluta en las Cortes (la tercera en los cuatro mandatos que ha obtenido) sino que creció en apoyo electoral al superar el 47,9% de hace cuatro años hasta rebasar con comodidad la mayoría absoluta de los sufragios.
Compromís pel País Valencià falla en sus expectativas y Esquerra Unida desaparece de los ayuntamientos de Valencia y Alicante
El PSPV de Joan Ignasi Pla, con 37 escaños, retrocede respecto a 2003 pese a los modestos avances en las tres capitales
Rita Barberá también batió sus propios récords al alcanzar un 56,6% de los sufragios
El PP obtiene los mejores resultados de la historia autonómica, con 54 diputados y más de un 52% de los votos
La cosecha de la jornada fue espectacular: 54 diputados en la Cámara autonómica frente a 38 del PSPV y 7 de Compromís pel País Valencià, reelección de sus alcaldes en las tres capitales, conservación de las tres diputaciones y conquista de algunos ayuntamientos emblemáticos por su trayectoria de izquierdas, como Torrent. Por si faltaba algo, quien accediera en 2003 al Palau de la Generalitat como heredero de un Eduardo Zaplana poco entusiasmado con la idea, se convirtió ayer en el presidente más votado de la historia autonómica valenciana, en cifras absolutas, desde luego, y también en porcentaje, ya que superó el 52% que alcanzó el socialista Joan Lerma en las lejanas elecciones de 1983.
La apabullante victoria de Camps, que despeja cualquier duda sobre su liderazgo autonómico fuera y dentro de su partido, es proporcional a la derrota de Joan Ignasi Pla, que no sólo no ha sido capaz de hacer avanzar a los socialistas ni un milímetro en relación con las elecciones de 2003 sino que ha retrocedido más de un punto. De hecho el PSPV-PSOE, pese a los moderados avances que aportaron en las ciudades de Valencia, Alicante y Castellón sus candidatos a las respectivas alcaldías, Carmen Alborch, Etelvina Andreu y Juan María Calles, obtuvo lo que ayer se calificaba en su propia sede como los peores resultados en unos comicios locales. Alborch, en cuya candidatura se habían depositado muchas esperanzas, sólo consiguió superar en tres puntos los resultados de 2003 al pasar del 30,7% al 33,9% y sucumbió ante la arrolladora victoria de Rita Barberá, que también batió sus propios récords al alcanzar un 56,4% de los sufragios en la capital valenciana. Andreu, por su parte, peleó durante el escrutinio por ser la más votada en el Ayuntamiento de Alicante, pero se vio finalmente desbordada por Luis Díaz Alperi. Con un 41,5% de los votos, superó en más de tres puntos los resultados de 2003 y quedó a poco más de dos puntos del alcalde reelegido. La debacle de Esquerra Unida, que se hundió por debajo del 5%, hizo que se esfumase cualquier posibilidad. Calles, finalmente, mejoró en casi cuatro puntos y dos concejales los resultados anteriores pero no pudo batir al popular Alberto Fabra, que volverá a presidir el Ayuntamiento de la capital de La Plana.
El hundimiento de Esquerra Unida fue una de las claves de la jornada. Su pacto electoral con el Bloc Nacionalista Valencià para conformar la plataforma Compromís pel País Valencià, con un 7,9% de los votos, quedó por debajo de las expectativas (ambas fuerzas sumaron un 10,97% hace cuatro años), unas expectativas que habían permitido especular con una posible mayoría de izquierdas en las Cortes. Pero además, de un plumazo, perdió toda su representación en las capitales de provincia. Al no superar la barrera del 5% ni en un sitio ni en otro, perdió sus dos concejales de Valencia y el regidor que tenía en Alicante. Aunque la líder de EU y candidata de Compromís a la Generalitat, Glòria Marcos, animó anoche a los suyos, acompañada del líder del Bloc, Enric Morera, a seguir trabajando, el futuro de su opción es delicado. La incapacidad para trasladar a los municipios el acuerdo entre EU y el Bloc que dio lugar a Compromís pel País Valencià ha lastrado su eficacia en las autonómicas y ha pasado una factura brutal en las municipales. En esa línea, los nacionalistas del Bloc salvaron los muebles en Castellón, pero perdieron uno de los dos ediles que tenían en la capital de La Plana.
En la sede de los socialistas, en la calle de Blanquerías, en Valencia, se vivían anoche momentos de tensión por la incógnita sobre el futuro político del secretario general del PSPV-PSOE, Joan Ignasi Pla, quien compareció para hablar de "pena y de decepción" y descartar de momento su dimisión. "Continuaré con la gente", se limitó a decir con cierta ambigüedad.
Al mismo tiempo, en una sala de fiestas de la capital celebraba Francisco Camps, acompañado de Rita Barberá y en medio de una gran euforia, su extraordinaria victoria, una auténtica avalancha que queda reflejada en el hecho asombroso de que a la derecha del PP no queda nada políticamente vivo. Así, los regionalistas de Unión Valenciana fueron laminados hasta quedar reducidos a un 0,4% (todavía conservaban un 2,9% en 2003) y el nuevo invento anticatalanistas de Coalición Valenciana fracasó, lo que da una idea de la enorme movilización conseguida.
Camps afronta su segundo mandato, la cuarta legislatura del PP al frente del Consell, la tercera con mayoría absoluta, avalado por un triunfo que ha aplastado a sus adversarios políticos y arrincona a sus rivales dentro del partido, como su predecesor Zaplana.
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