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Elecciones 27M

Touriño y Quintana exhiben sus logros de gobierno para pedir el voto local

El presidente se volcó en Vigo mientras el BNG busca un triunfo "simbólico" en Ourense

Los ciudadanos votan en clave local. Durante la campaña, el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, se ha hartado de repetir este argumento para ahuyentar cualquier tentación de interpretar el veredicto de las urnas como si fuese un examen al Gobierno bipartito. Claro que, en la práctica, Touriño no pudo interpretar un guión más divergente durante la campaña. Todos los motivos que desgranó para que los electores voten las candidaturas socialistas tienen que ver con su gestión al frente de la Xunta: desde la necesidad de evitar que el PP utilice los municipios como un arma en contra de los Gobiernos de Galicia y España hasta la reivindicación de las "políticas del cambio" en materia de igualdad entre hombres y mujeres y en relación con las medidas de atención a las personas dependientes. Sin olvidar, acciones muy concretas desarrolladas desde la Xunta que nada tienen que ver con los ayuntamientos como la decisión de suprimir peajes, la gratuidad de los libros de texto, el impulso de infraestructuras, el saneamiento de las rías y la protección del litoral, uno de los asuntos que más ha encendido el debate político.

Por si eso fuera poco, y en busca de un resultado que permita al PSdeG ampliar las alcaldías de las ciudades a Ferrol, Vigo y Ourense, Touriño ha querido marcar "un nuevo estilo" imponiendo a la Xunta un código de comportamiento que a partir de estas elecciones impida utilizar la administración al servicio de los intereses de los partidos que forman el Gobierno. No sin dificultades, a la vista de los desencuentros que su aplicación causó con sus socios nacionalistas. Y ha acabado la campaña pidiendo que los ciudadanos que hicieron posible la victoria de 2005 se movilicen de nuevo, esta vez para consolidar el cambio haciéndolo extensible a los ayuntamientos.

Los nacionalistas afrontan las votaciones de con la mirada puesta en Ourense, el territorio más visitado por su líder en las últimas dos semanas. Por primera vez, el BNG tiene esperanzas de arrebatarle el poder al PP en la capital provincial, una batalla en la que la formación de Anxo Quintana se ha empleado a fondo y que, según los sondeos, se dirimirá por unos cientos de votos. La ciudad de As Burgas fue el lugar elegido por el portavoz nacional para cerrar la campaña, aunque ya antes había acudido para participar en diversos actos con su candidato a alcalde, Alexandre Sánchez Vidal. El Bloque considera que acceder al gobierno local orensano sería un "símbolo". Supondría acabar con un histórico bastión de la derecha y les permitiría a los nacionalistas poner en marcha desde la Xunta y el ayuntamiento sus políticas de revitalización de la Galicia interior.

En esta campaña, Quintana ha realizado varias paradas en Vigo, la otra ciudad en la que los nacionalistas han concentrado sus esfuerzos. También aquí un puñado de votos puede ser decisivo para que la popular Corina Porro obtenga la mayoría absoluta, una situación reñida que se repite en la lucha por el gobierno de la Diputación de Pontevedra

En las filas nacionalistas son conscientes de que en estas elecciones sólo unas cuantas papeletas pueden separar un resultado bueno de otro malo. Al margen de las ciudades, el BNG aspira a capitalizar su gestión en el Gobierno gallego obteniendo una treintena de alcaldías -el doble que en la actualidad-, sobre todo en municipios de tamaño medio. Es precisamente en este tipo de localidades donde el partido de Quintana ha realizado sus mayores demostraciones de fuerza. Los mítines más multitudinarios se vivieron en ayuntamientos como Monforte, Carballo o As Pontes, que ya tienen alcalde nacionalista.

Quintana ha presentado al BNG en esta campaña como el único partido "limpio", sin "alcaldes promotores" y sin "escándalos". Ese discurso sobre la ética ha centrado buena parte de sus mítines junto con el argumento de que la "revolución tranquila" emprendida por los nacionalistas en la Xunta precisa una continuidad en los ayuntamientos.

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