La revancha del novato
Federer, invitado por el torneo hace ocho años, busca en París el único título 'grande' que le falta
Eliminar a un novato puede crear graves problemas. Y urgencias históricas. Lo descubrió Pat Rafter cuando marchaba como un cohete hacia el número uno del tenis mundial hace ocho años. El mofeta, distinguido por su oscura melena manchada de blanco, paseaba sus aires de gigoló surfero por su primer partido en Roland Garros. Enfrente tenía a un novato invitado por la organización. El chico le había concedido al encuentro rango de ocasión única. Por eso había hecho viajar a sus padres y avisado a sus amigos. Todos vieron asombrados un partido para el psiquiatra. Metido en harina, aquel chaval de 17 años desnudó a Rafter. El australiano, que esperaba una faena de aliño, perdió el saque. Luego, el set. Y casi el partido. La grada despidió al júnior con una ovación. Y el muchacho, son las cosas de París, una ciudad que es un imán para las relaciones imposibles, prometió volver. "Aquel día comprendí que me sentía a gusto jugando contra los grandes jugadores en los grandes escenarios. Jugué un primer set increíble. Nunca olvidaré la invitación que entonces me dio la federación francesa". Roger Federer perdió en su debut. Ocho años después, el júnior talentoso es el número uno. Y sigue buscando la revancha.
"He mejorado mentalmente. Ya no tengo miedo al torneo. Antes tenía un poco. Físicamente, lo mismo. Ya no tengo miedo a los cinco 'sets", dice Federer
"Supongo que es especial entrenarse conmigo. Siempre he tenido el don de conseguir lo que me pedían en cinco minutos, no en una hora", añade
"Hace de todo con la bola. Me ha asombrado su intensidad. Quería mantener el ritmo de Nadal", cuenta Eysseric, el 'júnior' con que se entrena
Federer se toma muy en serio el reto. Hace una semana venció a Rafa Nadal en la final de Hamburgo y así rompió su racha de 81 victorias consecutivas sobre arcilla. Los dos favoritos a ganar el torneo viven pendientes del tiempo, de las previsiones de lluvia, de los cielos grises y plomizos, del viento y de si jugarán mañana, como está previsto en el caso de Federer, quién sabe si el martes en el de Nadal. Su poder de atracción es tan grande que ayer, con los ingresos de la jornada dedicados a una organización benéfica, hubo una afluencia de público como no recuerdan ni los más veteranos de la grada. Hay ambiente de gran pelea. Y Federer, que debuta contra el estadounidense Russell, afina su preparación. Llegó a París el miércoles, un día antes que Nadal, tras descansar dos en Suiza. Se entrena durante dos horas diarias. Y lo hace al estilo Nadal. Corto, pero muy intenso. Con respiros vertiginosos. Con sustancia.
- Una intensidad propia de un "chalado". "Estoy intentando entrar en el ritmo del torneo. Me siento bien. Me he recuperado bien [del esfuerzo de Hamburgo]. No me entreno desmesuradamente, pero intento guardar un buen ritmo", dijo el suizo en su primera rueda de prensa en París. Y, diciendo eso, mintió. Así lo asegura, entre alucinado y sorprendido, Jonathan Eysseric, el zurdo francés al que Federer usa como clon de Nadal en los entrenamientos. "Puede hacer de todo con la bola", explicó el júnior. "Puede que la gente tenga la impresión de que no le mete peso a la bola, de que simplemente juega rápido. Pero, en realidad, su bola es superpesada, dura. Nunca me había enfrentado a algo así", continuó; "lo que más me ha asombrado es la intensidad de chalado que le pone a cada entrenamiento. Descansábamos dos minutos y luego nos entrenábamos 15 a tope. Quería aprender a mantener el ritmo que impone Nadal en cada punto. No le importa hacer bromas entre puntos, pero, una vez que la bola está en juego, se acaban. En los entrenamientos está muy calmado, muy pausado; no protesta".
¿Cuál es el resultado de tanto entrenamiento? "Estoy preparado para jugar partidos muy largos y duros", responde Federer. "Hace tiempo que trabajo en el objetivo de Roland Garros. He intentado llegar en la mejor forma física y mental. He intentado darme todas las oportunidades de ganar el torneo. La temporada de tierra ha sido buena para mí", cierra.
- El miedo ante la gran cita. "He mejorado mentalmente. Ya no tengo miedo al torneo", avisa Federer; "antes quizás tenía un poco. Físicamente, es lo mismo. Ya no tengo miedo a los cinco sets, como al principio de mi carrera o hace tres o cuatro años. Además, ahora vengo como favorito después de haber hecho muchos buenos partidos sobre tierra. Eso te libera y te da confianza. Llego con mejores sensaciones que en años anteriores. Y tras haber ganado los otros grand slams al menos tres veces. Eso me da más ganas de vencer aquí".
- "Cualquiera le mete un susto a Federer en París". El mundo del tenis vive inquieto por la victoria de Federer sobre Nadal en Hamburgo. Los entendidos españoles, no. Jordi Arrese, ex capitán de la Copa Davis y plata olímpica, pone el triunfo del suizo en perspectiva. "A mí me parece normal. Es el sitio más adecuado para él. ¡Si ha ganado cuatro veces en Hamburgo!", dice; "¿qué otro torneo de tierra ha ganado Federer? Hamburgo y ya está. En Alemania la bola es mucho más pesada, bota muchísimo menos, y eso beneficia a Federer. Ahí la bola es un desastre, es demasiado pesada. No se parece en nada a París. Si a Nadal le anda la bola y le bota..., no hay nada que hacer. Yo estoy convencido de que Rafa llegará más lejos que Federer en Roland Garros. A Roger, jugando a cinco sets, le pueden ganar los españoles y los argentinos. París está rápido y eso es bueno para jugar contra él. Le pegas un susto. En pistas así, falla. Mira Roma, que es parecida [le eliminó Volandri en los octavos de final]".
- La receta del suizo contra Nadal. "Hay que intentar dominarle desde el fondo de la pista. Eso es difícil. Hay que atacarle, ser agresivo, dominar el ritmo del partido... Y eso no es fácil sobre tierra batida", admite Federer ante los periodistas. "¿Podré jugar de la misma manera de nuevo? Ésa es la cuestión", continúa. "No quiero decir que le vaya a ganar siempre. Eso lo veremos. Pero jugué ese partido muy bien. Sobre todo, en el segundo y el tercer set aproveché mis oportunidades. Creo que es la única vez que Nadal ha perdido una final sobre tierra batida. Por eso es un resultado muy importante para mí. Puse fin a su serie de victorias. Eso es excelente porque es el primer partido en el que he tenido la impresión de jugar bien", concluye.
- Dos favoritos con problemas mentales. El deporte de élite es viejo en excusas y explicaciones. Los éxitos giran en torno a la motivación y el buen estado físico. Los fracasos, alrededor de la fatiga y la falta de concentración. Sentado frente a la prensa, Nadal explicó en París el porqué de su derrota en Hamburgo: "Mentalmente, estaba un poco fatigado". Sentado frente a la prensa, Federer explicó en Roland Garros el porqué de su tempranera eliminación en Roma: "Tuve problemas de mentalidad... De vez en cuando, me pasa. No es fácil mantener el mismo espíritu en todos los partidos".
- Solo, mejor que con un entrenador triste. Federer se ha presentado en París sin entrenador. Tony Roche ya no le acompaña. "No pasamos más que unas semanas juntas al año", dijo el número uno nada más anunciar la ruptura. Sus argumentos, como cuando se rompe un noviazgo, han ganado en frialdad según ha pasado el tiempo. "La situación con Tony se había vuelto muy compleja porque, de repente, ni siquiera hablábamos", explica; "imagínense si hubiéramos hablado más a menudo, con todo lo que él sabe y todo lo que yo sé. Pero la comunicación se fue. Pasábamos tiempo juntos en la pista, entrenándome, sin decir prácticamente ni una palabra. Es triste. Supongo que es especial entrenarme por la manera de ser que tengo y por cómo veo el tenis y lo que es mejor para mí. Siempre he tenido el don de conseguir hacer lo que me pedían en cinco minutos. No necesito una hora".
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