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El genio de Fellini revive en la Filmoteca y en una biografía

La retrospectiva proyecta 24 películas con copias restauradas

Ferran Bono

El enfrentamiento entre Federico Fellini y Luchino Visconti dio jugosas anécdotas. Cuentan que el realizador de Amarcord, tras aparcar su coche en el romana Piazza del Popolo, le dijo a su acompañante: "Cierra bien la ventanilla que como pase Visconti me escupe dentro". Del director de El Gatopardo se comenta que, después de ver La dolce vita, de Fellini, concluyó: "Ésos son los nobles vistos por mi criado". Una nueva biografía de Fellini rememora su vida y obra al tiempo que la Filmoteca le dedica una completa restrospectiva.

"Cierra bien la ventanilla que como pase Visconti me escupe dentro", cuentan que dijo Fellini

Años después los grandes cineastas se reconciliaron gracias a los buenos oficios de la actriz y esposa de Fellini, Giulietta Masina, quien siempre recibió del conde muestras de estima. Pero sendas anécdotas reflejan unas diferencias alimentadas en gran medida por la crítica cinematográfica de la izquierda más ortodoxa a raíz de la coincidencia en el Festival de Venecia en 1954 de La Strada, de Fellini, y Senso, de Visconti.

El neorrealismo estaba en su máximo apogeo. Entonces se demonizaba a Fellini por traidor a la causa, escapista, fabulador y formalista; mientras que Visconti era un aristócrata, sí, pero comunista de observancia neorrealista. Durante casi 10 años procuraron no encontrarse o fingían no verse. El debate se enconó, aunque siempre hubo voces heterodoxas, como la de Pasolini, dispuestas a defender la intransferible creatividad de Fellini y de los nuevos cineastas.

Fue, en cualquier caso, una antítesis falsa, una polémica producto probablemente del contexto histórico, como se demostró con el paso de los años y como explica el crítico Tullio Kezich en su documentada y sugestiva biografía Fellini, que editó hace unos meses Tusquets en España.

Nada mejor que sumergirse en la obra de Fellini para sacar cada uno sus propias conclusiones y para disfrutar de su onírico y deslumbrante mundo, en una pantalla grande y en la versión original que recoge el dialecto romano y el de su Rímini de la infancia que tanto le gustó reflejar al realizador que fue también guionista del gran Roberto Rossellini, caricaturista y periodista.

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La Filmoteca brinda la oportunidad de repasar la obra de Fellini a través de 24 largometrajes en un ciclo que se prolongará hasta el 20 de julio. La retrospectiva incluye desde el soberbio e innovador Ocho y medio -título que hacía referencia a las películas que había dirigido el realizador hasta entonces, 1963- hasta su último filme, Y la voz de la luna, de 1989, pasando por Los inútiles (programada para este martes), La Strada, Los clowns o el magnífico capítulo de Historias extraordinarias, donde Fellini retrata al diablo con forma de niña.

También se ha programado una nueva copia restaurada de El casanova de Fellini, de 1976, una película difícil en la filmografía del realizador, que proyectó en el actor protagonista, Donald Sutherland, su odio inicial hacia el personaje histórico. El intérprete canadiense aguantó el chaparrón, los desaires y la mala gaita del oscarizado director, hasta que éste le fue cogiendo cariño a su película y también al propio Sutherland.

Poseedor de una singular e inconfundible filmografía fundamentada tanto en la crítica social, como en una mirada teñida de puro subjetivismo que destaca por sus gotas de surrealismo y por su intenso barroquismo, Fellini se distingue por un estilo poético y metafísico que le pertenece sólo a él, a su modo personal de ver el mundo. El propio Fellini se describía así: "Soy mentiroso, pero sincero. Me reprochan no contar siempre de la misma manera la misma historia. Pero esto sucede porque me invento desde el principio toda la historia, y encuentro que repetirme es aburrido para mí y poco amable para los demás". Como dice Billy Wilder, en la sala siempre reconoces un filme de Fellini.

En la biografía del amigo de Fellini y crítico cinematográfico Tllio Kezich, traducida ahora al castellano, se recuerda cómo el cineasta iba inventando sobre la marcha. Por una huelga en los laboratorios, se dejó de revelar y visionar las escenas del día. "Hice la película a ciegas, un largo camino a oscuras y desde entonces tengo una teoría: es mejor no ver lo filmado día a día, hay que mantener la idea de la película tal como uno la había imaginado. Lo que hacemos nunca será lo que habíamos imaginado. Ver lo hecho nos desorienta; me confirma en esto el que Hitchcock tampoco ve el material rodado a diario", dijo Fellini más tarde.

La retrospectiva de la Filmoteca se cerrará con el documental sobre su vida y obra con imágenes inéditas. Las proyecciones se realizarán en la sala Juan Piqueras hasta el 26 de junio y posteriormente en el IVAM.

Fellini ensaya con Sutherland en Casanova.
Fellini ensaya con Sutherland en Casanova.

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Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

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