La condición humana

PHotoEspaña (PHE) celebra su décima edición de un modo relativamente curioso. Elimina una de sus señas de identidad, como era la presencia de un comisario que articulaba la programación en torno a un concepto o un tema. Los enunciados de las anteriores ediciones, como Femeninos, Historias, Nosotros, Naturaleza o Ciudad, se convertían en el vehículo para ofrecer diversas visiones sobre la representación de lo social a través de la imagen. El protagonismo en PHE ha sido para los lenguajes documentales, se ha priorizado la fuerte vinculación entre fotografía y realidad, entre imagen y experiencia del mundo, pero sus diversos comisarios siempre han intentado buscar el equilibrio entre clasicismo y renovación, intentando inclinar la balanza en la programación hacia esta última. A diferencia de dicha trayectoria, esta décima edición se inclina por la suma de reconocidas individualidades y se decanta por un documentalismo posicionado en la tradición. Una programación con algunos grandes nombres, pero con poco riesgo y aún más escasas novedades. Es inevitable preguntarse si con la excusa del décimo aniversario estamos ante un programa de transición, que deja tiempo al festival para redefinirse, o si a la vista del contenido de esta edición esa redefinición se hace imperiosa.

Los grandes nombres que dominan la programación, bien conocidos por el público, son Man Ray, Andrés Serrano y Sebastião Salgado. Del primero se anuncia una retrospectiva con más de 300 obras, que lleva por título el epitafio que aparece en su tumba: "Despreocupado pero no indiferente". Esta muestra hace hincapié en la presentación de materiales poco conocidos o inéditos y en la posibilidad de acercarse al desarrollo de su proceso creativo. De Andrés Serrano se presenta una retrospectiva que revisa prácticamente todas sus series, desde las más difundidas -La Morgue, Fluidos, Nómadas, Ku Klux Klan- hasta su trabajo más reciente, América. La exposición refleja bien lo esencial de su obra: el desarrollo de propuestas provocadoras en torno al sexo, la muerte, la religión o el racismo, servidas con un tratamiento que hunde su inspiración en la historia de la pintura y la tradición del arte religioso. África es el argumento que conecta las cincuenta obras de la exposición de Sebastião Salgado, una geografía y una realidad íntimamente relacionadas con sus inicios en la fotografía. Imágenes realizadas en el continente africano a lo largo de más de treinta años por quien puede ser considerado hoy como el fotógrafo humanista por excelencia, una mirada que denuncia y defiende a un mismo tiempo la condición humana.

Precisamente son las diversas facetas de la condición humana, el gran tema por excelencia de la fotografía documental, el asunto que reúne otras cuatro de las propuestas destacadas de esta edición. Se trata, por un lado, de las exposiciones de Bruce Davidson (Central Park), Raymond Depardon (Personalidades políticas) y Sylvia Plachy (De reojo), los dos primeros, miembros de la agencia Magnum, y la tercera, ligada al semanario neoyorquino The Village Voice. Tres muestras que se mueven dentro de las coordenadas de la tradición documental: un lenguaje visual que extrae lirismo y poesía de la cotidianeidad, que explora actitudes y comportamientos, que cuenta pequeñas historias condensadas en una imagen fija. La cuarta propuesta corresponde a la retrospectiva dedicada al Neorrealismo fotográfico (La nueva imagen en Italia 1932-1960), una amplísima selección cuya exhaustividad y linealidad curiosamente dificultan la adecuada interpretación e identificación de las diversas actitudes y sensibilidades que convivieron en este movimiento.

Como contraste, escasamente representado en esta edición, pueden señalarse dos muestras que abordan también cuestiones relativas a la representación de la condición humana, pero desde estrategias muy distintas. Se trata de las exposiciones colectivas: Márgenes y LOCAL. El fin de la globalización. La primera agrupa trabajos de Ricardo González, Paul Seawright, Sunil Gupta y Guillaume Herbaut, en los que a través de indicios y progresivas sugerencias se otorga visibilidad a colectivos y realidades ocultas o poco difundidas. Puede destacarse aquí el trabajo de Herbaut sobre la reaparición de viejas prácticas y conflictos larvados en la Albania poscomunista, o el de Seawright sobre los efectos del crecimiento urbano en las ciudades africanas. LOCAL presenta a través de los trabajos de once artistas un acercamiento a las ideas de comunidad y territorio como elementos de identidad frente a la deslocalización de lo global.

Como última referencia destacada del programa oficial es inevitable reseñar la retrospectiva dedicada a Zhang Huan, uno de los principales exponentes de la renovación e impulso del arte chino en la última década. Una extensa recopilación de fotografías y vídeos de un artista que ha utilizado la performance y su propio cuerpo para elaborar un discurso que ha transitado desde la crítica política y el cuestionamiento de las tradiciones culturales de su país a la elaboración de una estética física del dolor, el esfuerzo y el sufrimiento como eslabón entre lo corpóreo y lo espiritual.

Por contraste, este año tiene especial interés por su calidad el programa presentado por un buen número de galerías. En el Festival Off, se puede destacar la presencia de Carlos & Jason Sánchez (galería Begoña Malone) con sus poderosas escenificaciones de espacios familiares habitados por personajes en momentos de intensa emoción, introspección o aislamiento; Mona Kuhn (Estiarte), con su exquisito trabajo -Evidence- sobre el desnudo y la sensualidad, de una gran sutileza cargada de referencias pictóricas; o Rosângela Rennó (La Fábrica) que reflexiona sobre la autoría y los usos de la imagen, la apropiación y la memoria colectiva. Junto a estas propuestas coinciden en diversas galerías algunos de los nombres fundamentales de la fotografía de nuestro país, como Joan Fontcuberta, Mabel Palacín, Valentín Vallhonrat o Alberto García-Alix, un atractivo contrapunto al programa oficial de PHE.