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Entrevista:Emilio Pérez Touriño | Presidente de la Xunta y secretario general del PSdeG | Elecciones 27M

"El Gobierno está en un período decisivo para sacar las mayores notas"

Emilio Pérez Touriño (A Coruña, 1948) confía más en su olfato que en las encuestas. Y su nariz percibe "una sensación de proximidad con los ciudadanos. Lo veo en la calle y noto esas ganas de incorporarse al cambio. Esas percepciones son las que me hacen pensar en un buen resultado".

Pregunta. Repite a menudo que el cambio necesita de los ayuntamientos. ¿Tan difícil se lo está poniendo el PP a la Xunta allí donde gobierna?

Respuesta. Lo digo porque los problemas, desde el paro a la vivienda, no se pueden resolver en soledad. Es la cooperación lo que genera soluciones. Y los ayuntamientos son una pieza imprescindible para aplicar la ley de dependencia o para hacer vivienda pública. Ninguna de esas cosas se puede dar sin el apoyo decidido de un ayuntamiento. No lo digo tanto desde la lucha política. Pero sí que hay un PP empeñado en una política de confrontación, de puro desgaste, muy anclado en el no, en la política de antes de ayer, en la de antes de las elecciones del 14 de marzo. Y tiene la tentación de utilizar a los alcaldes como arietes.

"Este morbo de jugar todo a una carta no me pone nervioso. Si quieren, acepto el envite: confío en ganar las elecciones en Vigo"
"El Partido Popular está empeñado en la confrontación, en la política de antes de ayer, en la de antes de las elecciones del 14 de marzo"

P. Hay socialistas que temen haber puesto el listón muy alto, hasta el punto de que, si no consiguen la alcaldía de Vigo, parece que se han perdido las elecciones, aunque haya buenos resultados en las demás ciudades.

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P. Las elecciones locales son ante todo elecciones locales. El PP, siguiendo los designios de Rajoy y de la plana mayor de Génova, ha querido convertir estas elecciones en unas primarias contra Zapatero. No tiene ni pies ni cabeza. Ante todo, los ciudadanos en estas elecciones votan en clave local e intentar convertir lo que suceda en las elecciones, para bien o para mal, en el fracaso o el éxito de un liderazgo -en Galicia, el mío y en España el de Zapatero- creo que es tergiversar lo que los ciudadanos quieren.

Dicho esto, tampoco me importa aceptar el envite. En la vida no suelo escapar de nada. Creo que va a haber un buen resultado, que los candidatos socialistas van a ganar en apoyo, en porcentaje de voto, en número de concejales y de alcaldes. Por tanto, no temo ninguna sensación posible de fracaso. La votación es el domingo y no se va a decidir por el resultado de tal o cual ciudad, por importante que ésta sea.

P. Pero las miradas se van a volver hacia Vigo.

R. Confío en ganar en Vigo. No tengo ninguna duda en ponerme en ese punto de riesgo; sinceramente no creo que Vigo se vaya a quedar sumido en la resignación, Tengo la intuición de que la mayoría progresista de una ciudad que es referente de innovación y cambio lo va a volver a ser. Y que va a votar masivamente en las urnas por el cambio. Pero, dicho esto, en el punto de mira tienen que estar todos los ayuntamientos. Tienen que estar A Coruña, Santiago, Lugo, Ferrol, está Ourense, estará Pontevedra y estará Vigo. Este morbo de pretender jugar todo a una carta no me pone nervioso. Si quieren, acepto el envite, pero creo que no es así. Dar por supuesto que se juega todo en Vigo es tanto como decir que la derecha y el PP están en retirada. Ya nadie duda que no tienen nada que hacer en A Coruña, en Lugo, en Santiago, en Pontevedra. Esto quiere decir que la derecha y el PP abandonan la posibilidad de ganar y avanzar en otras ciudades. Francamente, me parece una aspiración bien pobre, falta de confianza, digan lo que digan sus carteles. Es reveladora de que se están agarrando a un clavo ardiendo: a ver si les queda esta ciudad. Y me temo que tampoco les va a quedar.

P. Más complicadas parecen las diputaciones.

R. Sí, sin duda. El sistema de elección favorece una determina composición y hace muy difíciles los cambios, aunque puedan darse situaciones paradójicas. Si le digo la verdad, lo que me duele es ver a presidentes de instituciones que hacen de presidentes de un partido. Es la forma de trabajar del PP: parece que no son presidentes de todos. Y que no dudan, desde la presidencia de la diputación, en criticar constantemente a la Xunta o al Gobierno de España como si no fuésemos gobiernos democráticos de todos. Sería importante ese cambio de actitud. Y eso pasa por las urnas el próximo domingo. Es decisivo que haya un voto masivo, una participación amplia. Yo le pido a todos ciudadanos, de manera muy especial a los jóvenes y a las mujeres, que no se queden en casa. Que no decida nadie por ellos.

P. Ha estrenado un código ético de comportamiento durante la campaña. ¿Por qué?

R. Es fundamental innovar y marcar pautas de respeto a los ciudadanos. Y no es bueno utilizar recursos públicos, el aparato oficial, los coches oficiales, la publicidad y la propaganda, los cortes de cintas y las inauguraciones en beneficio de una parte. Hay 330 días al año para hacerlo. Creo francamente que hay que competir en igualdad de condiciones. ¿Y por qué? Porque antes no se hacía, se hacía todo lo contrario. Venimos de una Galicia acostumbrada a una caravana electoral con los conselleiros y el presidente inaugurando todo lo que se les ponía a tiro.

P. En el BNG no están muy contentos. Creen que usted no lo está cumpliendo, porque inaugura empresas privadas o incluye en sus discursos referencias a la Autovía del Cantábrico.

R. A veces puede llegar a no entenderse nada. El mejor ejemplo de dignidad política es hacer que una obra entre en servicio sin alharacas, sin corte de cintas y sin inauguración: así ha sucedido con el tramo de la autovía del Cantábrico entre Ribadeo y Reinante. Malo sería que un responsable político, en vez de poner en servicio aquello que está para entrar en servicio, hiciese pagar el coste a los ciudadanos para quedar más guapo en la foto y no la hiciera entrar en servicio. La política suele ser el ejercicio del punto justo. Y el punto justo, cuando una obra está para entrar en servicio, es no dejarla para después, no sé si a eso se referían mis queridos amigos y compañeros, pero tampoco inaugurarla a bombo y platillo cuanto se está en campaña. Hay que ponerla en servicio y punto. Eso es el código ético.

P. Los nacionalistas les critican estar haciendo demasiadas referencias a infraestructuras y pocas a los servicios sociales.

R: En campaña electoral algunos aprovechan para buscar una foto y mostrar su distancia, y yo lo respeto. Cada uno tiene su estilo. Pero no se puede decir que el partido cuyo Gobierno ha impulsado las leyes de igualdad y de dependencia hable poco de políticas sociales. A lo mejor no hago suficientes fotos, pero prefiero los hechos y las realidades.

P. Se habla mucho de las ciudades y poco de las zonas rurales. ¿Ahí el PP es imbatible?

R. En términos relativos es en las zonas rurales donde los mítines están teniendo una mayor afluencia y más poder de convocatoria. Eso es lo que está siendo más llamativo y tiene que ver con el cambio que se ha producido en España y en Galicia. Espero que tenga además una traducción electoral y por eso creo que vamos a subir de forma importante en todos los ayuntamientos.

P. Se acerca el ecuador de la legislatura. ¿Vamos a ver ajustes en el Gobierno de la Xunta?

R. La verdad es que me siento a gusto con el equipo actual. El actual Gobierno no está desgastado, tiene toda la legislatura por delante y veo a todas las áreas con proyectos maduros y en desarrollo. Es un momento decisivo, un período en el que van a sacar las mayores notas.

P. Supongo que no volverá a haber diálogo con el PP sobre el Estatuto.

R. He hablado poco del PP en campaña porque he decidido hacer una campaña en positivo. El PP vetó el Estatuto por indicación de Rajoy y no creo que sea posible volver a hablar hasta después de las elecciones generales.

P. ¿Tampoco para alcanzar el pacto sobre el territorio?

R. Le doy una gran importancia a las elecciones. Si hay una apuesta decidida por unas ciudades bien hechas el PP tendrá que tomar nota.

El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, en su residencia oficial de Monte Pío, en Santiago.
El presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño, en su residencia oficial de Monte Pío, en Santiago.ANXO IGLESIAS

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