Retales, pares sueltos y prendas defectuosas
No todas las estadísticas son para sacar punta a las cosas. Por ejemplo, en España hay 1.607 espacios escénicos y 155.529 espacios deportivos. ¿Qué punta se le puede sacar a eso? ¿De qué se ríen? Haciendo un par de cuentas, lo primero da una butaca de patio -o escaño de gallinero- por cada 50 almas, y lo segundo sale a menos de un plinton por cada 250 cuerpos. El que no va al teatro es porque no quiere, desde luego, porque es cinco veces más fácil quedarse sin saltar al plinton que sin entrar al palco. Y encima vuelan las jabalinas, en algunos casos.
Las estadísticas del servicio de estudios de La Caixa (2004) computan 155.529 instalaciones deportivas en toda España, de las que 29.335 están en Cataluña, 22.026 en Andalucía y 15.328 en Madrid. Pero éstas son comunidades muy populosas. Afinando a la provincia y dividiendo canchas por personas obtenemos un palmarés insólito: Baleares, con 9,2 espacios deportivos por cada 1.000 habitantes; Guadalajara y Girona, con 8,1 por barba (y ya sé que eso parece de Espronceda o de su robot) y Soria con 7,8.
En casos de este tipo, los indicadores relativos (como "canchas por habitante") pueden resultar muy engañosos. La provincia de Barcelona tiene 18.910 espacios deportivos. Soria tiene 709 -la que menos de toda España, de hecho-, y encima repartidos por una superficie que casi triplica a la barcelonesa (272 frente a 100 kilómetros cuadrados). Lo que ocurre es que tan escasos espacios deportivos partidos por la aún más rala población soriana (37.000 habitantes) puede dar cualquier cosa: un típico punto descarrilado que más vale mirar de reojo.
Curiosamente -y para acabar de arruinar el sacapuntas estadístico aludido en el primer párrafo-, la comunidad más deportista es también la más teatrera. De los 1.607 espacios escénicos españoles, Cataluña alberga nada menos que 493, casi un tercio. (Estas cifras incluyen los "lugares utilizados habitualmente para exhibición de espectáculos, como teatros, auditorios y centros culturales"). Por mucho que uno quiera magrear y relativizar el récord, lo cierto es que ese absoluto y orondo 493 dice más en este caso que 100 tantos por mil. Y el segundo y tercer clasificados no hacen la menor sombra al líder: Andalucía (175) y Madrid (170).
Preguntaba ayer mi corresponsal Caracola: "¿Es Sevilla también una isla para el mar de las Andalucías?". Como Valladolid y Zaragoza lo son para los mares del norte, entiéndase.
Y la verdad es que no, o no mucho. Sevilla exhibe unos indicadores sociales muy similares a los del resto de Andalucía occidental, tanto en dinámica poblacional como en índice de renta, audiencia de diarios, sedentarismo y obesidad. Sevilla, le decía yo a Caracola, es el centro de gravedad de la gran base adiposa del tentetieso peninsular, que larga va de Cádiz a Toledo y ancha viene de Albacete a Badajoz). Sí que se distingue un poco en servicios sanitarios y nivel educativo, pero la distinción más llamativa es ¡el tabaquismo!, donde Sevilla sí que dibuja una gran isla nicotínica en un mar de (relativa) sensatez.
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