Erik Zabel confiesa
El ciclista alemán, vencedor en seis ocasiones del premio a la regularidad en el Tour, desvela que se dopó con EPO en 1996
El ciclista alemán Erik Zabel, de 36 años, que con 192 carreras ganadas es el corredor en activo con más victorias del mundo, reconoció ayer en conferencia de prensa en la sede del consorcio Telekom, en Bonn, con voz entrecortada y sin poder contener las lágrimas, que se dopó con EPO durante el Tour de Francia de 1996.
Aquel año, tras los fracasos del ejercicio anterior, el equipo Telekom inició una enorme racha de victorias y se convirtió en el más fuerte del pelotón, hasta la eclosión de Lance Armstrong. Al lado de Zabel, el ciclista retirado y varios años compañero de equipo y de habitación Rolf Aldag, de 39 años, hoy director deportivo del equipo alemán T-Mobile, confesó también haberse dopado con EPO durante los años gloriosos del Telekom, cuando ganaron el Tour el danés Bjarne Riis, en 1996, y el alemán Jan Ullrich, en 1997. Aldag conserva el puesto de director deportivo, porque se considera que con su confesión de ayer puede contribuir a sanear el ciclismo.
La confesión de los dos ciclistas no es un hecho aislado, sino consecuencia de una especie de efecto dominó que hace caer una ficha detrás de otra. Tras las declaraciones estos días de varios ciclistas retirados de haberse dopado, estalló la bomba en la universidad de Friburgo. Los dos médicos del equipo T-Mobile, Andreas Schmid y Lothar Heinrich, profesores universitarios, reconocieron haber practicado durante años el dopaje. El rector de la clínica universitaria de Friburgo, Wolfgang Jäger, anunció el despido inmediato de los dos médicos, la apertura de una investigación sobre los pasados 20 años del departamento de medicina deportiva y la suspensión momentánea de la asistencia que se presta a unos 1.500 atletas.
El tercer momento culminante del agitado día para el ciclismo en Alemania lo proporcionó el anuncio de que Ullrich y su hasta ahora fiel abogado Peter Michael Distel se han separado. El jurista asegura que declinó continuar representando al ciclista. El representante de Ullrich declaró que se trataba de un despido. Factor desencadenante de la crisis fueron unas declaraciones del abogado en la televisión en las que, tras la ola de confesiones, ponía en entredicho la continua negativa de Ullrich a confesar el dopaje. Distel declaró que la situación de Ullrich es diferente de la de los otros ciclistas porque él tiene pendiente un proceso penal y esto le obliga a no confesar. El abogado afirmó que era probable que Ullrich no necesitase doparse dadas sus extraordinarias condiciones para el deporte. No obstante, sostuvo Distel: "Tenemos que comprender que no se pueden pasar los Pirineos a una media de 40 por hora durante 250 kilómetros sin sustancias estimulantes. Esto lo digo yo y lo dicen todos los entrenadores, lo saben todos los que intervienen en la política deportiva y todos los funcionarios".
El momento dramático del día lo puso Zabel en la sede de Telekom. El ciclista, que abandonó la Volta a Cataluña para asistir a la conferencia de prensa con Aldag, lloró al decir que había mentido durante años y pedía perdón por no haber confesado antes el dopaje. A Zabel se le quebró la voz y entre lágrimas afirmó: "Mi hijo practica el ciclismo y cuando le veo no quiero que se encuentre en una situación como la mía". Casi sollozando Zabel continuó: "Si yo quiero que mi hijo practique un deporte limpio no puedo mentir por más tiempo". Con tono dramático, el gran sprinter, el maillot verde del Tour por excelencia -ganó seis veces consecutivas el premio a la regularidad, de 1996 a 2001, y conquistó 12 etapas- pidió perdón y añadió: "Si se comprueba que obtuve beneficios en la competición por el dopaje estoy dispuesto a soportar las consecuencias".
Zabel admitió haberse dopado con EPO, pero lo dejó porque le subía la temperatura y bajaba mucho las pulsaciones. Reconoció haber recibido del masajista belga del Telekom Jef D'Hont una pócima milagrosa por la que pagó 258 marcos (129 euros). Según Spiegel Online, esa bebida contenía cafeína, un medicamento para el corazón y Persantin, una medicina que produce ensanchamiento de las vías de circulación de la sangre. D'Hondt denunció en un reciente libro las prácticas de dopaje de los ciclistas de Telekom. La situación de Zabel en su actual equipo, el Milram, se aclarará el próximo fin de semana. Tampoco se sabe si participará en el Mundial de Stuttgart con el que pensaba coronar su carrera.
Por su parte, Aldag declaró haber recibido también las sustancias prohibidas del masajista D'Hondt. Cuando éste abandonó el Telekom se las proporcionaron los médicos del equipo, los ahora despedidos de la Universidad de Friburgo. En su intervención ante la prensa, Zabel y Aldag no acusaron a ningún colega y aseguraron que el tema del dopaje era una cuestión íntima de la que no se hablaba. Preguntado respecto a Ullrich, Aldag respondió: "No sé si Ullrich se dopaba o no. No compartíamos habitación y ni siquiera teníamos el mismo masajista. Sería poco limpio acusarlo de doparse, como también lo sería decir que no lo hacía". Aún así, Aldag reconoció: "Todo el mundo lo está haciendo. Me dopé porque podía. Para mí, y probablemente para otros, la EPO era la droga milagrosa". El ministro del Interior, el democristiano Wolfgang Schäuble, se mostró "consternado" al descubrirse la existencia de "redes mafiosas" de dopaje y pidió que se apruebe con urgencia una ley antidopaje en Alemania. El presidente de la Federación de Ciclismo, el ex ministro de Defensa Rolf Scharping, dijo: "Es triste que surjan ahora hechos ocurridos hace ocho años, pero está bien lo que declaró Zabel. Puede ser una catarsis y servir para la limpieza".
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