Política y negocios
Algunos cargos públicos parecen tener una especial propensión a no ver la línea que nítidamente debería separar la política de los negocios y utilizan la política como medio para el fin, que son los negocios. En vez de servir a los ciudadanos, se sirven de los ciudadanos para servirse a sí mismos y a sus allegados y socios. Aquí, en la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos, hay varios alcaldes y un presidente de Diputación con causas judiciales pendientes por esta razón. Y lo curioso es que su partido les ha premiado incluyéndolos de nuevo en las listas electorales. Es todo un detalle, una muestra del respeto a la ciudadanía. Claro que no resulta sorprendente si tenemos en cuenta que ha sido el Gobierno valenciano el que ha permitido una política de urbanismo salvaje que ha arruinado buena parte de la costa, propiciando conductas corruptas. El negocio es el negocio. En cambio, cuestiones como la sanidad o la educación pública no son ningún negocio, y por ello han merecido una atención más bien escasa, por no decir nula. Y es que la atención ha estado dirigida en exclusiva al evento de eventos, a la única, la inigualable, la auténtica, la exclusiva y superpija Copa del América.
El objetivo, la meta de esta legislatura, ha sido conseguido. Ahora a por el próximo negocio, perdón, a por el próximo objetivo: la fórmula 1.
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