La campaña de las piscinas
Touriño recorre Galicia día a día, en la primera batalla electoral desde que preside la Xunta
"Esta es la campaña de las piscinas". La frase es de uno de los empleados del PSdeG que trabajan en la caravana electoral y expresa gráficamente dónde se sitúa el verdadero debate entre candidatos, especialmente en los ayuntamientos más pequeños.
Emilio Pérez Touriño es consciente de esa limitación, pero también sabe lo que los socialistas se juegan en el conjunto de Galicia, especialmente en las grandes ciudades. Y aunque el peso de la dirección de campaña recae sobre los hombros de Ricardo Varela, conselleiro de Traballo y secretario de Organización del PSdeG, Touriño se ha implicado en los mítines y ha incrementado su presencia día a día. Es su primera campaña como presidente, una perspectiva nueva para un político que se hizo cargo del PSdeG en 1998, cuando el partido estaba en plena descomposición y había sido superado electoralmente por el BNG.
Ahora es tiempo de campaña y hay que combinar la actividad oficial con la de partido
La caravana presidencial se mueve como un ballet en una coreografía perfectamente planificada. Da igual que se trate de un acto cultural, una recepción de campaña o una reunión con sus colaboradores: todo fluye a través de pausas y acelerones que marca el presidente. Y Touriño confiesa que le gusta el trabajo que hace.
Hace 21 meses, cuando fue investido por el Parlamento, decidió convertir la residencia oficial de Monte Pío en su centro de operaciones. Fue una decisión administrativa pero también de imagen: buscaba un cambio de estilo que marcase distancias con el pasado. Pero Monte Pío fue diseñada para Manuel Fraga, un presidente que se pasaba el día fuera y sólo utilizaba la residencia como dormitorio. Ahora vive allí una familia y las dependencias oficiales apenas alcanzan para dar cabida al equipo de colaboradores del presidente.
Touriño inicia su jornada a las 7.30 de la mañana aunque se acueste bien entrada la madrugada. Después de desayunar con su mujer, celebra una primera reunión con sus colaboradores. Participan Teresa Facal, jefa de gabinete; el secretario general, Gumersindo Guinarte, y el director general del Gabinete, Aurelio Romero. Teresa es quien, junto a la jefa de prensa, Enma Cid, le acompaña en todos sus desplazamientos.
Desplazarse a cualquier sitio parece una tarea inmensa a los ojos del profano pero en realidad es pura rutina para quienes cada día participan en el operativo de seguridad. El presidente viaja en un Audi oficial matriculado hace tres años y al que protege la correspondiente escolta. En el coche, entre acto y acto, el presidente aprovecha para seguir revisando documentos que amontona en carpetas en el respaldo interior del asiento trasero.
Ahora es tiempo de campaña y hay que combinar la actividad oficial con la de partido. Pasar, por ejemplo, de un acto de reconocimiento a María Mariño en la Casa da Matanza de Padrón, con discursos, música y pinchos conmemorativos incluidos, a una recepción convocada por un candidato socialista en un hotel.
La campaña es municipal, así que Touriño, que se prodiga poco por la vieja sede de O Pino, apenas ha pasado algún día por la reunión de campaña que cada mañana decide el argumentario del día, organiza los mensajes para las diferentes intervenciones, analiza las encuestas y prepara la estrategia de la jornada.
El presidente es a la vez secretario general de los socialistas gallegos y se adapta a diario a lo que toque. Un día, un cóctel con personalidades de la cultura en un local de Vigo, junto al candidato Abel Caballero. Allí hay que recorrer todos los corros, estrechar manos, intercambiar frases, transmitir gestos de ánimo y, sobre todo, escuchar propuestas. Todo el mundo tiene siempre algo que decir.
Otras veces lo que toca es pasear y entonces hay que estar preparado para lo que venga. En ocasiones se trata de una cita planificada para que tenga lugar ante las cámaras, como las emigrantes retornadas que le saludaron en su recorrido por Caldas de Reis. Otras veces es el resultado de la casualidad, como el encuentro con jóvenes de esta semana en una calle de Betanzos. "Voy a pedirle un puesto de trabajo", grita una señora que empujaba un cochecito de bebé. "Mucha suerte", desea un señor acompañado de su mujer y su hija mientras estrecha la mano del presidente.
La campaña en estado puro llega, no obstante, con los mítines de la tarde. El ritual laico de la música, los aplausos y las banderas se repite cada día sin otra variación que el entusiasmo del público y el carisma de los candidatos a las diferentes alcaldías. Touriño cumple diariamente con el mensaje de campaña y no olvida nunca incluir siempre tres cosas en sus mítines: palabras de satisfacción por hallarse en la localidad que toque, promesas de infraestructuras, empleo y servicios sociales, y un llamamiento enfervorizado "a sudar la camiseta" y acudir masivamente a la urnas el próximo 27 de mayo.
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