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TARRAGONA | Elecciones 27M

El principal bastión de CiU

No es casualidad que José Montilla y Artur Mas cierren las campañas del PSC y de CiU en Tarragona. La ciudad, tras el adiós de Joan Miquel Nadal, es el principal objeto de deseo de los socialistas al ser la única capital de provincia que no controlan y la mayor plaza municipal de una CiU que se resiste a perderla.

Desde 1995, los convergentes han visto reducir progresivamente su ventaja frente a los socialistas. De los seis ediles de entonces han pasado a una exigua diferencia de un edil.

CiU se dispone ahora a librar la batalla más igualada con Joan Aregio, presidente de la Diputación y portavoz municipal. Conscientes de ello, los primeros espadas de la formación -Artur Mas, Josep Antoni Duran Lleida y Jordi Pujol- se han volcado en Tarragona, a la que acuden regularmente incluso en actos paralelos.

Aregio, de perfil soberanista e íntimo amigo del dirigente nacionalista Felip Puig, afronta el reto de descubrir si Tarragona es en realidad convergente o simplemente ha sido nadalista. El candidato nacionalista ofrece capacidad de gestión y seriedad, pero deberá superar la mala imagen que ha dado la federación en el tortuoso proceso de sustituir a Nadal.

Cuando el alcalde renunció a la reelección, los democristianos quisieron ganar cuotas de poder y propusieron a Albert Vallvé, número dos de las listas. Pero Unió acabó por perder el envite.

Aunque Aregio ha pillado de refilón los escándalos del último mandato de Nadal -la macrourbanización de Terres Cavades que costó el cargo al concejal de Urbanismo y el sobrecoste del aparcamiento de Jaume I-, ahora debe defender una gestión que le ha sido ajena ante los constantes embates de la oposición.

En las filas socialistas repite Josep Fèlix Ballesteros -hombre del aparato y en permanente campaña desde los comicios de 2003-, que encarna la renovación de la política municipal.

Los socialistas afrontan por primera vez en los últimos 20 años unas elecciones en las que se saben favoritos -así lo señalan dos recientes encuestas- y se han impuesto como principal objetivo luchar contra el abstencionismo entre sus filas.

El Partido Popular, sostén de CiU en los dos últimos mandatos, ha renovado su cabeza de cartel con Alejandro Fernández, dirigente que cuenta con grandes valedores en la madrileña calle de Génova, sede nacional del partido. Los populares han tenido que hacer frente a una escisión en sus propias filas y su número dos en 2003, Maria Mercè Martorell, encabeza ahora una candidatura independiente.

La dispersión del voto popular afectará sin duda a los resultados del próximo domingo. Frente a un PSC que optará por lograr una alianza de izquierdas, Aregio todavía no ha desvelado sus preferencias. La noche del 27 verá si puede elegir entre el PP o ERC o si, simplemente, pierde la alcaldía y, con ella, CiU su principal bastión.

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