"No soy un héroe, nadie se merece ser menos que yo"
Palop, elegido jugador más valioso de la final, triunfa por fin tras superar "situaciones terriblemente duras para un jugador"
Lo dijo Alves: "Palop es fundamental". No eran sólo palabras de Alves. Era el estribillo de un club. A lo largo de dos temporadas, el portero valenciano, de 33 años, se ha convertido en la referencia de un equipo en auge. Y en la Copa de la UEFA su protagonismo no ha resultado menos decisivo. Su increíble gol de cabeza el 15 de marzo en el último minuto de los octavos de final, en Donetsk contra el Shakhtar, hizo lo que pocas veces consigue un portero: clasificar a su equipo en el área contraria. Ayer completó la gesta. Primero asistió a Adriano en el primer gol del Sevilla con un excelente saque de puerta con la mano. Luego salvó a su equipo de los tiros lejanos del rival. Y finalmente culminó su obra maestra en tres tiempos. Paró tres penaltis, a Luis García, a Torrejón y a Jonatas. Acertó en tres de cuatro en la tanda de penaltis. Tres adivinanzas que le valieron ser elegido el jugador más valioso de la final y que la Copa viajara para Sevilla al grito de: "¡Palop, Palop, Palop...!".
El meta marcó de cabeza ante el Donetsk en octavos y ayer dio el pase del primer gol
"Yo no soy ningún héroe. Parar tres penaltis es muy difícil, pero lo que ha contado para ganar es el esfuerzo de un equipo capaz de dar la cara en tres competiciones. Este Sevilla no tiene techo. Lo mío ha sido sólo una ayuda. Nadie se merece menos que yo. Todos hemos ganado igual", comentó un emocionadísimo Palop tras la final. Después de ser sepultado sobre el césped por sus compañeros, el portero corrió a abrazar a su mujer: "Ella siempre me apoyó", recordó Palop. Por unos instantes, echó la vista atrás, a los seis durísimos años en que soportó la competencia implacable de Cañizares en el Valencia, los tiempos en que él giraba "a la izquierda" cuando salía del túnel de vestuarios mientras sus compañeros seguían recto al campo para jugar.
Después de vivir en la sombra, Palop brilla bajo los focos en el Sevilla. El club andaluz le echó el lazo aprovechando una cláusula en su contrato que le liberaba gratis si no llegaba a un determinado número de partidos. Y en el Sánchez Pizjuán ha explotado. El club, encantado de la vida con el valenciano, ha ampliado ya su contrato hasta 2010. El "trabajo oscuro" que hacía en el Valencia ha dado paso a las portadas y los titulares con su nombre. Primero fue el histórico gol en Donetsk -"por fin he tenido la sensación de marcar un gol, era un sueño en mi vida", explicó-. Y ayer brilló otra vez en Glasgow. "Cuando te adelantas en el marcador y ellos te empatan con uno menos te vienes abajo. Pero hemos reaccionado. Yo me siento mejor que nunca y por fin estoy reconocido por todos en el club", afirmó. De suplente ha pasado a ser el jugador más coreado ayer en Escocia y en las calles de Sevilla. "Recordaré esta competición mientras viva. Las competiciones europeas me han traído siempre grandes sensaciones. He vivido situaciones terriblemente duras para un jugador y ahora, gracias al Sevilla, estoy disfrutando", dijo Palop.
La Copa de la UEFA ganada ayer es el séptimo título del portero. Ganó cuatro en el Valencia -dos Ligas, una UEFA y una Supercopa europea- y ya suma tres en el Sevilla en dos temporadas. "Y vamos a luchar por ganar otros dos más", afirmó. "No quiero que nos subamos a ninguna nube, sino que sigamos trabajando como ahora para quedarnos donde estamos".
El meta cuenta con la plena confianza del director deportivo, Monchi, y del entrenador, Juande. El técnico volvió ayer a jugar a brujo con la pizarra y cambió de planes como siempre. Construyó un equipo poco conocido para sus más fieles para luego convertirlo en otro distinto por medio de los cambios. Su apuesta inicial fue la de variar el sistema de juego en el que ha basado los mejores resultados de su equipo.
Juande intentó ser fiel a la máxima que le sitúa como uno de los entrenadores que mejor lee los partidos y sobre todo que más partido saca a los cambios. Su primera decisión fue poner sobre el terreno de juego a Jesús Navas: el regreso al Sevilla de principio de temporada. El joven canterano salió como un tiro y devolvió gran parte de la geometría en la que se reconoce. El papel de Navas ha sido bastante errático a lo largo de los últimos partidos. Desde que se lesionara en noviembre en un partido de Copa del Rey frente a la Gimnástica Segoviana en Nervión, el muchacho no ha recuperado un juego que, en los primeros partidos de la competición liguera, tan sólo encontraba parangón en el argentino Messi.
Después le tocó el turno a Kerzhakov. El joven delantero procedente del Zenit de San Petersburgo es uno de los futbolistas en cuya contratación ha pesado tanto la opinión de Juande Ramos como la del celebérrimo director deportivo sevillista, Monchi. El otro caso es Kanouté. Kerzhakov cogió el sitio de Luis Fabiano para hacer lo contrario que hizo el brasileño. Juande se ha buscado para su equipo a cuatro delanteros, dos hábiles con el balón y con buena mezcla del juego combinativo (Kanouté y Luis Fabiano) y otros dos de carrera explosiva y chut fácil (Chevantón y Kerzhakov). Pero el héroe estaba ayer en la otra portería.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.