El movimiento del 'software' libre exporta sus ideas más allá de los ordenadores
El conocimiento libre quiere ser a la cultura lo que los programas libres han sido a la informática
¿Qué hace la intelligentsia española y europea de los programas libres aislada dos días en la sierra madrileña, junto con políticos, artistas, filósofos y periodistas? Diseñar la expansión de su ideario más allá de la informática, partiendo de un nuevo concepto: el conocimiento libre. Es la vieja broma de la comunidad linuxera, "el plan para la dominación del mundo", que casi sin querer empieza a ir en serio.
Las jornadas LibreMeeting, organizadas por la Fundación del Conocimiento Libre, se explican mejor con imágenes que con palabras: la poco usual estampa del organizador de una reunión del software libre llevando traje y corbata, los políticos riendo los chistes del padre del movimiento, Richard Stallman, o éste conversando con Susan George, líder del activismo contra la globalización.
En las conferencias y talleres se habló más de ética que de informática. Artistas, periodistas y filósofos debatieron cómo trasladar a sus disciplinas este ideario, basado en la libertad y la solidaridad. Llegaron a pocas conclusiones y muchas preguntas: ¿Qué debemos considerar conocimiento libre?, ¿es el público quien manda ahora?, ¿de qué vive el artista en este contexto?
Richard Stallman atacó a la industria y entidades de derechos de autor, cuyas "leyes son injustas y no merecen obediencia" porque obstaculizan el desarrollo de la cultura libre "con la excusa de que defienden a los artistas". Propuso dos ideas para remunerar a los autores libres: "Reemplazar el canon por un impuesto o bien pagos voluntarios: que el reproductor de música tenga un botón y, al presionarlo, se envíe dinero al grupo".
Poco más dijo sobre el tema, que ni él tiene aún muy claro, y se centró en cómo ampliar el uso de los programas libres, pidiendo "sacrificios personales para vivir una vida ética". Puso un ejemplo: "Si en tu escuela o empresa tienen programas privativos, debes decir públicamente al profesor que tu conciencia no te permite usarlos y preguntar si puedes utilizar programas libres, aunque a cambio te encarguen más trabajo".
Stallman aseguró que "las fuerzas de la dictadura de los programas privativos son aún muchas y debemos resistir activamente, denunciando a las instituciones que los imponen al público. Debería ser un escándalo que las empresas de programas privativos regalen copias a las escuelas para crear dependencia, como quien regala drogas en la puerta de un colegio".
Esta afirmación arrancó sonrisas de los políticos asistentes. Dos de ellos, Rafael Fernández (IU) y Lourdes Muñoz (Grupo Socialista) dieron también sendas charlas. Muñoz afirmó que "la administración debe pasar de la etapa del más ordenadores al cómo, por qué y para qué" y aseguró que "la neutralidad tecnológica es una cuestión clave". La diputada aprovechó para criticar que "el precio de la banda ancha es muy alto".
La Fundación del Conocimiento Libre (FKF por el inglés Free Knowledge Foundation) no sólo dio voz a los políticos. También premió a Juan Alberto Belloch, la Junta de Andalucía, la Generalitat Valenciana, el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio y diversos municipios de la sierra madrileña por su "promoción de la libertad del conocimiento".
Este mimo a la clase política es una de las misiones de la fundación, explica su presidente, Pablo Machón: "Llevar las ideas del conocimiento y el software libre a los principales agentes de la sociedad, asesorarles y transmitirles que existen fórmulas para implementar estas ideas en la política, las leyes, la educación, los medios de comunicación...".
Para reforzar la función de interlocutor autorizado del movimiento libre, la FKF creará en otoño el capítulo español de la Free Software Foundation Europe. Esta organización, con sede en Zurich y cuyo presidente, Georg Greve, también habló en el LibreMeeting, tiene equipos de trabajo en todo el continente y realiza tareas de lobby.
Con tanta promoción del software libre, José Marchesi, coordinador de GNU España, la parte más técnica del movimiento, ve venir las consecuencias: "A medida que crezca el mercado y cada vez más empresas usen programas libres, tendremos problemas si los desarrolladores voluntarios seguimos siendo los mismos. No puede ser que todas las necesidades de la industria se basen en el voluntariado".
Según Marchesi, "los voluntarios podemos asegurar el mantenimiento de la base del sistema, sus cimientos, como hemos hecho siempre, pero si una empresa quiere construirse un ático tendrá que colaborar, no sólo utilizando lo que hay si no creando programas libres o pidiendo a su proveedores que lo hagan, igual que ahora les pagan por hacer programas privativos". Lo dicho: la dominación del mundo.
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