Bernard Gordon, guionista y productor de cine
Represaliado en la 'caza de brujas', lideró la protesta contra el Oscar a Elia Kazan en 1999
Bernard Gordon fue uno de los muchos profesionales represaliados por la execrable caza de brujas del reaccionario senador Joseph McCarthy, que asoló Hollywood durante la década de los cincuenta, años detestables en los que el llamado Comité de Actividades Antiamericanas incluía sin pudor en la lista negra a militantes y simpatizantes del Partido Comunista.
Gordon vivió este lamentable periodo de la historia estadounidense y se vio obligado a recurrir a diversos seudónimos para firmar muchos de sus trabajos. Hasta los años ochenta no recuperaría su lugar en los títulos de crédito de las películas en las que participó, viendo cómo se restituía su verdadero nombre.
Nacido el 29 de octubre de 1918 en New Britain, Connecticut, tras estudiar cine en Nueva York se trasladó a Hollywood con sólo 21 años y encontró empleo como lector de guiones. Fue poco tiempo después cuando se inscribió en el Partido Comunista, que abandonaría tras conocer los crímenes del estalinismo. Aunque nunca llegó a ser acusado formalmente por el Comité de Actividades Antiamericanas, sí fue llamado a declarar y, al ser citado por otro compareciente como militante izquierdista, quedó vetado automáticamente para trabajar en la industria cinematográfica.
Gordon había visto filmado su primer guión en 1952: Flesh and fury, un drama boxístico dirigido por Joseph Pevney. Un año más tarde llegaría su espléndido libreto para Historia de un condenado, el memorable western de Raoul Walsh. En 1954, Gordon ya hubo de firmar con el seudónimo John T. Williams su guión para el western de William Castle The law vs. Billy the Kid. Desde entonces, permanecería oculto bajo nombres como Raymond T. Marcus o Philip Yordan (productor y escritor que se prestaba a firmar por colegas amenazados y represaliados).
Huyendo de una situación irrespirable, Gordon se exilió en España, donde se afincó durante varios años y colaboró con el productor Samuel Bronston, que rodó íntegramente en tierras españolas títulos como 55 días en Pekín (1963). Gordon incluso pudo escribir para Hollywood el guión de un pequeño clásico de ciencia-ficción, La semilla del espacio (1962).
Años más tarde, también ejerció como productor en un notable éxito de taquilla del cine español, el filme de terror Pánico en el Transiberiano (1973). En su libro Exiliado de Hollywood, escribía: "Es irónico que me convirtiera en un éxito desde el exilio".
Bernard Gordon seguiría escribiendo guiones para la industria que lo convirtió en proscrito a causa de sus ideas políticas, siempre ocultando su nombre. Su talento se plasmó en clásicos como El fabuloso mundo del circo (1964), de Henry Hathaway; aventuras bélicas como La batalla de las Ardenas (1965) e incluso un éxito comercial como Al este de Java (1969). Tras esta película, se retiró del mundo del cine, aunque regresó en 1981 con Surface, un thriller un tanto mediocre.
En 1999, Bernard Gordon fue uno de los numerosos profesionales que se opusieron públicamente al Oscar honorario que la Academia de Hollywood entregó a Elia Kazan. El eminente cineasta había denunciado a varios de sus colegas durante la caza de brujas. Gordon llegó a escribir en el diario Los Ángeles Times: "Kazan ayudó a mantener un régimen opresivo que hizo un incalculable daño a Estados Unidos y al mundo".
Durante la ceremonia de entrega de los Oscar de ese mismo año, mientras Elia Kazan recibía su premio, gran parte de los asistentes permanecieron sentados, con los brazos ostentosamente cruzados en señal de reproche; en el exterior, Bernard Gordon encabezaba una sentida protesta con el lema: "No blanqueéis a los autores de la lista negra".
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