Prospección de última generación

Archivos de navegación, cartas marinas y expedientes de naufragios han documentado durante muchos años la posibilidad de que bajo las aguas del entorno de la gaditana playa de la Caleta se escondan numerosos restos de barcos hundidos. También los libros hablan de los probables vestigios de civilizaciones antiguas en este lugar. Los hallazgos de piezas y estructuras de buques en esta área han permitido delimitar hasta diez yacimientos, que ahora el Centro Andaluz de Arqueología Subacuática (CAS) del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico (IAPH) va a contrastar con los datos que aporte un sistema de prospección geofísica de última generación. El resultado servirá para indagar en el pasado romano y púnico de Cádiz, el próximo objetivo de estudio una vez concluyan las investigaciones sobre la batalla de Trafalgar.

El CAS cumple este año una década. En 1997 abrió su sede en el balneario de La Palma, ubicado precisamente en la playa de la Caleta, que en los próximos años será el principal punto de interés de los arqueólogos de la Junta. Durante estos diez años el centro ha ido recopilando datos sobre los yacimientos subacuáticos de todo el litoral y la red hidrográfica de Andalucía, aunque ha sido Cádiz la provincia que más datos ha arrojado. "No sólo es por cercanía a la sede", explica la coordinadora del centro, Carmen García Rivera, "aquí siempre ha habido una mayor tradición en arqueología bajo el agua".

Ánforas, jarras y cerámicas aparecidas han podido atestiguar la existencia de esas civilizaciones. Algunas de ellas se guardan en el Museo Provincial de Cádiz. Las más antiguas son del siglo VII antes de Cristo. Han sido encontradas en la denominada zona arqueológica Bajos al noroeste de Cádiz, la que corresponde al entorno de la playa de la Caleta, donde se han señalado diez yacimientos: Aculadero, Pecio del Bucentaure I, Pecio del Bucentaure II, Bajo de Chapitel, Punta del Nao, Puerta del Sur, Albujera, Cepo de Plomo, Pecio de la Sigillata y Piedras de Molino. Son bajos rocosos que a lo largo de la Historia han presentado un elevado tráfico marítimo y también grandes dificultades para la navegación, por lo que su potencial arqueológico es enorme. Los datos de la prospección geofísica permitirán realizar una reconstrucción histórica de esta zona y mejorar su protección al conseguirse una completa delimitación de los yacimientos.

Será en el mes de julio cuando se utilice este sistema de prospección de última generación para hacer una barrida del área de la Caleta con el objetivo de comparar los datos que suministre ese aparato con los que ya ha recogido el centro. "Así nos permitirá comparar lugares donde sabemos que hay materiales en superficie y conocer su potencia arqueológica", detalla la coordinadora del CAS. Esos trabajos servirán de base para plantear investigaciones sobre yacimientos romanos y púnicos.

La labor del CAS se ha centrado estos años en aportar datos a la Carta Arqueológica, un documento donde aparecen todos los yacimientos detectados, y en profundizar en la investigación de la batalla de Trafalgar, concretamente en dos barcos franceses hundidos en la contienda de 1805: el Bucentaure, que se cree que está en la Caleta, y el Fougueux, en Camposoto (San Fernando). Esa investigación tratará de finalizarse este año con una memoria que pueda certificar que esos dos pecios corresponden a los buques desaparecidos en aquel enfrentamiento. El departamento de intervención se centra estos días en el pecio del Bucentaure. Para verano se espera la llegada de especialistas franceses como Éric Rieth y Martine Acerra, además del vasco Manuel Izaguirre, que estudiarán los datos recabados en estas últimas inmersiones. Si todo sale como está previsto, el Centro Andaluz de Arqueología Subacuática podrá demostrar antes de que acabe el año que las piezas halladas -fundamentalmente, artillería- corresponden realmente a los dos barcos hundidos en la batalla de 1805. El siguiente trabajo de los arqueólogos de la Junta será la Caleta.