La educación del gusto

"San Sebastián es muy exigente", confirma Miguel Martín a partir de su experiencia como director del festival de jazz de la capital guipuzcoana desde 1978, pero también por su colaboración con la Quincena. "Con nuestro tamaño, ésta es una de las ciudades que más actividad cultural tiene. La constancia en la actitud de la gente hace que pervivan con muy buena salud todos los festivales", dice.Martín cree que, si se intenta, es posible formar un público interesado por la música: "En estos momentos, trabajo también en la programación musical de todo el año en la ciudad, y tenemos un público aficionado al jazz, pero también a expresiones minoritarias, que se ha logrado tras décadas de oferta en el Jazzaldia o en la Quincena, que ahora trascienden al resto del año".

En su opinión, los gustos musicales se educan siempre que los ciudadanos quieran y tengan interés por ampliar su conocimiento y acceder a nuevas ofertas culturales. "Es muy satisfactorio darse cuenta de que uno va tirando de la cuerda de alguna manera y ver que la gente responde, siempre desde nuestra dimensión de ciudad", indica.

Martín repasa su relación con los músicos que ha tratado en estos casi 30 años: "Voy a empezar por los sencillos y amables: B.B King, el más profesional del mundo de la música, y Herbie Hancock. Entre los raros se encuentran claramente Keith Jarret y Van Morrison. Ahora bién, a veces son más insoportables sus técnicos o managers".

Y un recuerdo aciago: "Nunca se me olvidará aquella noche en la terraza del Ayuntamiento. Tocaban Chano Domínguez y Jorge Pardo. Diluviaba, pero no habíamos cubierto el escenario, confiados en la predicción meteorológica. Aguantaron como jabatos casi una hora; luego los retiramos y los escurrimos".