Unos empresarios de nuevo cuño
Si se habla de las paradojas de la economía venezolana, una de las mayores acaba de nacer en Caracas: se trata de la Confederación de Empresarios Socialistas de Venezuela (Conseven), un gremio de industriales y comerciantes que consideran conciliables los objetivos de la libre empresa y los del Socialismo del Siglo XXI que lidera el presidente Hugo Chávez.
La rara mutación ha surgido en el seno del mismo empresariado que de manera mayoritaria respaldó la huelga general de diciembre de 2002, que colocó al país al borde de la inanición. La fundación de la Conseven ha merecido el más enérgico rechazo de la patronal tradicional Fedecamaras, cuyos portavoces no han dudado de calificar a los autodenominados empresarios socialistas como oportunistas que pretenden obtener riquezas mediante una relación parasitaria con el Estado.
En defensa de Fedecamaras, como genuino representante del empresariado venezolano, surgió la Organización Internacional de Empleadores. Antonio Peñalosa y Dagoberto Lima-Godoy, portavoces de la OIE, explican que en ese organismo internacional sólo tienen cabida las entidades gremiales que defienden la iniciativa privada y el libre mercado, por lo que mal podría incorporarse una confederación que se asume socialista.
José Agustín Campos, líder del nuevo gremio patronal, no encuentra razones para temer a las políticas de Chávez hacia el sector privado y asegura que de lo que se trata es de obtener ganancias sin perder de vista la función social que debe tener toda empresa.
Campos, un ganadero que ha respaldado a Chávez incluso en los momentos críticos de 2002 y 2003, reveló que los promotores de Conseven esperaban iniciar sus actividades con unos 50 miembros, pero tan sólo al acto de lanzamiento concurrieron alrededor de 700. "Ésta es la prueba de que Fedecamaras ya no representa los intereses de los hombres y mujeres de empresa de Venezuela", asegura, eufórico.
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