Feijóo reivindica su ideología centrista para atraer la "sociedad civil" al PP

Con los taxistas de Santiago en el papel de artistas invitados y el candidato popular, Gerardo Conde Roa, como coprotagonista, Alberto Núñez Feijóo escenificó a media mañana de ayer en el corazón del Ensanche de la capital gallega la propuesta diaria de su biblia de campaña. Con el micro de pie colocado en una de las paradas más concurridas de Compostela, y un fondo de taxis aparcados haciendo cola, el presidente del PP anunció medidas para erradicar entre un 50 y un 70% del tráfico de las ciudades gallegas. Feijóo también aprovechó la jornada para reivindicar su ideología centrista.

En Santiago, Feijóo prometió más aparcamientos subterráneos, carriles propios para el transporte público y un billete único para acceder al centro desde los ayuntamientos de la comarca. También se comprometió a contar con la asociación de taxistas de Santiago para asesorar a las concejalías de Tráfico y Turismo. Su presidente, Francisco Franco, agradeció con un breve discurso el trato recibido e hizo ver al líder popular que cuenta con los favores del gremio del taxi.

En la vertiginosa agenda de Feijóo -ayer estuvo en Santiago, Vilamartín de Valdeorras, Monforte y Folgoso do Courel-se coló a mediodía la presentación del libro de Adolfo Suárez. Junto al hijo del protagonista, Adolfo Suárez Illana, que tuvo una fugaz aventura política como candidato del PP a las Cortes de Castilla-La Mancha, donde perdió de forma estrepitosa hace ahora cuatro años frente a José Bono, el presidente del PP gallego reconoció de forma explícita su evidente interés por ganar el voto de centro el 27 de mayo. Feijóo respondió además a las críticas que últimamente recibe de los partidarios del ala dura de su partido.

"Cuando uno se reconoce centrista le llaman débil, de pensamiento indefinido, sin ideología, acomodaticios que quieren quedar bien. Yo creo que es lo contrario, la verdadera característica de un centrista es una ideología muy fuerte con documentación y rigor detrás, pero cuando alguien tiene razón hay que dársela", dijo de forma enigmática. "El centrismo es algo que debe existir en política, un punto de encuentro entre políticos y ciudadanos, nos sentimos muy orgullosos de eso y lo estamos intentando en Galicia, queremos traer la sociedad civil al PP".

Lástima que su compañero de mesa no se hubiese mostrado tan conciliador. Después de entregar el monopolio del centro político al PP, Suárez Illana explicó que en la actualidad "en un Estado en el que no cabe ya la separación de poderes, no hay que elegir entre izquierda y derecha, sino entre socialismo y libertad".

La ración habitual de críticas la reservó el PP para los mítines de la tarde. Primero en Vilamartín de Valdeorras, donde Feijóo se animó a botar de la mano de un Baltar afónico ya en su segundo mítin de campaña. En Monforte de Lemos, compitiendo con el fútbol, sobró un tercio del aforo del auditorio. Después de que los oradores locales recuperasen el GAL, la corrupción y el terrorismo, el presidente del PP subió al estrado y pidió a Emilio Pérez Touriño que se presente el lunes a debatir ante las cámaras de la TVG. "Espero que acuda a debatir con los líderes políticos y no siga escondiéndose detrás de la presidencia de la Xunta", reclamó.

"Nos critican las rebajas de impuestos porque así les queda menos dinero para subvencionar los medios públicos y encartar publicidad institucional, hay más páginas de galescolas en los periódicos que guarderías infantiles, más paginas de Medio Rural que árboles quemados en los incendios", denunció antes de pedir a los monfortinos que votasen "en libertad, sin coacciónes de ningún tipo". Acabó la jornada en Folgoso do Courel: doce horas de campaña, cinco actos, sin que encontrase tiempo para acompañar a Eduardo Zaplana, relegado a mítines menores este fin de semana en Vilagarcía y Carnota. Zaplana no tuvo cabida en la foto del centro político que ansía Feijóo.