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AL VOLANTE
Columna
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Imbatible en ciudad

El nuevo Smart se parece mucho al anterior, y aunque pule sus defectos, no los resuelve del todo. Es 19,5 centímetros más largo (2,69 metros), pero sigue siendo el rey en la ciudad: mide casi un metro menos que cualquier utilitario pequeño, y aparte de ser muy ágil en los atascos, se aparca en los huecos donde no cabe ningún otro coche. Sorprende el tamaño generoso de las puertas, que facilitan el acceso, y no agobia por dentro porque es más amplio de lo que parece por fuera.

Motor potente y cambio automático

El Smart estrena un motor 1.0 de gasolina y tres cilindros que sustituye al anterior de 0,7 litros, y se ofrece en tres variantes, de 61, 71 y 84 CV, todas más potentes que las anteriores. Monta un cambio secuencial de cinco velocidades (sin pedal de embrague) que reemplaza al anterior de seis, y lleva un botón para que cambie de forma automática, aunque se puede accionar manualmente con la palanca o con unas levas situadas detrás del volante (acabado Pulse).

La prueba se ha realizado con la versión de 84 CV, que sorprende por su carácter deportivo y aprovecha su bajo peso (770 kilos) para ofrecer unas prestaciones brillantes. Responde bien a bajo régimen, pero muestra todo su poderío a medida que sube de vueltas y se estira con facilidad hasta las 6.500. Se lleva de maravilla con el cambio secuencial -ahora mucho más rápido y suave que el del Smart anterior-, lo que ayuda a sacarle el máximo partido. Así, acelera con mucho brío, enlaza las marchas con alegría y puede circular por carretera a buen ritmo y adelantar con cierto desahogo, otra carencia de su antecesor. Además, como la velocidad está autolimitada a 145 km/h, permite viajar dentro de los límites sin forzar la mecánica.

Otra ventaja del bajo peso de este coche es el consumo, muy bajo. En conducción suave en carretera apenas gasta cinco litros, no llega a siete en ciudad y sólo pasa de ocho si se apuran las marchas.

Suspensiones mejoradas

La incomodidad y excesiva dureza de las suspensiones eran un punto débil del Smart anterior, y aunque han mejorado mucho, sigue siendo seco en los baches. En cambio, tiene una estabilidad superior y obedece con más fidelidad al volante, gracias a una dirección más eficaz que permite meter mejor el coche en las curvas. En ciudad se conduce con dos dedos y ofrece una maniobrabilidad fuera de lo común: apenas necesita 8,8 metros de anchura para girar 360 grados.

El resultado es un comportamiento más ágil y cómodo en buenos pisos, y una mayor sensación de solidez en todos los trazados. Sigue siendo muy sensible al viento lateral, sobre todo por encima de 110 km/h, y no tiene el aplomo de otros utilitarios modernos. Pero los frenos y el ABS paran bien, aunque exigen pisar con fuerza el pedal en caso de apuro, y lo mejor es que viene de serie con el control de estabilidad ESP, un detalle que da seguridad al conductor.

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