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Elecciones 27M

CiU se juega sus escasos bastiones

Miquel Noguer

Convergència i Unió se juega el 27 de mayo el escaso poder territorial que conserva tras perder la Generalitat. El mismo día, la izquierda tendrá que demostrar si es capaz de arañar el poder en la Cataluña rural que CiU mantiene casi en monopolio. Todo eso mezclado con la gran batalla, la de Barcelona, donde las encuestas no auguran grandes cambios, pero lo dejan todo en manos de los pactos poselectorales.

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Éstas serán las tres incógnitas de la campaña municipal que comenzó anoche y que, por primera vez desde 1979, se hace sin que haya unas elecciones autonómicas a la vuelta de la esquina. Por lo tanto, los comicios no serán el aperitivo de la batalla por la Generalitat, aunque Convergència i Unió no perderá oportunidad para pedir el voto a los desencantados con el Gobierno de la Entesa. Lo hará, sobre todo, en aquellas ciudades que todavía controla y que más teme perder: Tarragona, Sant Cugat y Vic. También están en vilo las diputaciones de Girona, Lleida y Tarragona.

En principio, la izquierda lo tiene más fácil que hace cuatro años. No sólo la acompaña la aureola del poder que tiene en la Generalitat. También ha conseguido presentar 400 listas más que en 2003.

Los nervios están a flor de piel en Convergència i Unió. El propio secretario general de CiU, Josep Antoni Duran, ha admitido que, pese a presentar casi el mismo número de listas que en 2003, los nacionalistas lo tienen más crudo: El pastel es el mismo y son más a repartir. Por ejemplo, hasta hace pocos años y en muchos municipios la de CiU era la única candidatura. En 1999 este fenómeno se dio en 95 municipios. Ahora sólo ocurrirá en 42. Esta batalla ciudad a ciudad entre el tripartito y CiU hará que en la campaña se hable de mucho más que de limpieza, vivienda y seguridad ciudadana. Los omnipresentes conflictos de la política catalana también estarán allí: autogobierno, despliegue del Estatuto y lengua.

El presidente de CiU ya ha apostado para que esto sea así. Artur Mas mantiene que su candidato en Barcelona, Xavier Trias, debería asumir desde la alcaldía el liderazgo político de Cataluña que los nacionalistas niegan a José Montilla. Esto no dejaría de ser una curiosa reedición del contrapoder que en su día ejerció la Barcelona de Pasqual Maragall ante la Generalitat de Jordi Pujol.

El PSC, que se presenta con caras nuevas en tres de las cuatro capitales catalanas, intentará superar el bache todavía no digerido de las autonómicas. CiU superó entonces a los socialistas en las cuatro provincias y hasta en Barcelona ciudad. El PSC no se puede permitir algo similar. Y todas las esperanzas las tiene depositadas en Jordi Hereu. La mayor parte de encuestas afirman que el nuevo alcaldable socialista ha logrado frenar la sangría de votos de Joan Clos. Más le vale: los dirigentes de la calle de Nicaragua no quieren un nuevo susto como el de 2003, cuando Clos se hundió, perdió 60.000 votos y cinco concejales y registró el peor resultado de la historia del PSC en Barcelona.

Hereu, empecinado en dejar atrás la era Clos, quiere centrarse en los problemas cotidianos y eludir grandes proyectos. Nada de Fórums. En los próximos 15 días se verá cómo resiste el alcaldable socialista, fa+vorito en las encuestas, a los intentos de CiU de convertir la campaña municipal en un plebiscito entre el tripartito y ellos.

El baile de pactos poselectorales no permite perder de vista a ninguno de los otros partidos. El PP, al que en esta ocasión CiU no rechaza como socio, aspira a ser necesario para formar gobierno en Barcelona. También quiere mantener su cuota de poder en Tarragona. La seguridad y la inmigración, cuando no las dos cosas a la vez, basarán su campaña, en la que competirá con Ciutadans, como también lo harán los socialistas.

El desafío de ERC

Esquerra Republicana tampoco lo tiene fácil. La noche electoral determinará si perder el 25% de sus votos en las autonómicas fue un simple bache o una hemorragia grave. Los republicanos se han puesto el nada desdeñable objetivo de sustituir a CiU como fuerza hegemónica de la Cataluña rural. En Barcelona, con Jordi Portabella, aspiran a aguantar el tipo con una novedad: asumir la alcaldía durante parte de la legislatura si son necesarios para formar gobierno, ya sea con los socialistas o con los convergentes.

En liza con los republicanos estará Iniciativa-Esquerra Unida, que pretende convertirse en la tercera fuerza municipalista de Cataluña espoleada por sus buenos resultados en las autonómicas. ICV-EUiA se presenta como antídoto al desbarajuste urbanístico. Por eso ha logrado presentar más listas que nunca y desembarcar en municipios que hasta ahora parecían vedados a los ecosocialistas.

Xavier Trias y Jordi Hereu, ayer, horas antes del inicio de la campaña electoral.
Xavier Trias y Jordi Hereu, ayer, horas antes del inicio de la campaña electoral.CARLES RIBAS

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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