_
_
_
_
_

El Festival Internacional de Poesía toma acento africano

El acento del 23º Festival Internacional de Poesía de Barcelona será africano. Víctor Obiols, su director, presentó ayer a los 11 poetas que recitarán esta noche (21.00 horas) en el Palau de la Música a autores procedentes del Magreb, Senegal, Burkina Faso, Costa de Marfil y de la diáspora antillana. Pero, igual que se recogen estas voces exóticas, "el festival es también plataforma de novedades, tendencias y consagraciones de nuestro ámbito más cercano", afirma Obiols. Y en esa línea, la literatura catalana estará representada por cuatro generaciones: la joven Àngels Gregori (La Safor, 1985), Jordi Valls (Barcelona, 1970), Dolors Miquel (Lleida, 1960) y el también leridano Pere Rovira (Vila-seca de Solcina, 1947). Del ámbito hispánico podrá escucharse a Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977), una de las voces más innovadoras de la poesía gallega. Premio de la Crítica Española en 1998 por Vivimos no ciclo das Erofanías, Castaño explora la relación entre poesía, arte y nuevas tecnologías. También estará presente Francisco Segovia (México, 1958), que se presentó como lexicógrafo pero que Obiols definió como poeta erudito de verso nítido y dicción lapidaria.

Cazador de búfalos

Entre los nombres exóticos está el poeta y músico jamaicano Linton Kwesi Johnson (Clarendon, 1952), que estuvo ya en el Sónar y es más conocido por su faceta reggae. También el griot Nouma Diakité, maestro cazador de Burkina Faso, que canta en diulano al ritmo de su goni y que se ha enfrentado siete veces a la hiena, al búfalo y al león. Hijo emérito de Moussa Diakité, Nouma es poeta por tradición familiar y se le considera maestro de la caza. La fuerza de Johnson y Diakité cerrará el festival, que contará con interludios musicales del bajista de Zimbabue Steve de Swardt y del guitarrista de Mozambique Tchika Fernando.

Al lado de la poesía de tradición oral, el festival presenta dos poetas africanos de registro más culto que, sin renunciar a sus raíces, han adoptado la lengua colonial. Amadou Lamine Sall (Senegal, 1951) es un poeta consagrado. En Senegal, la poesía es cosa de militares, que son los que leen y escriben versos. Para los senegaleses, un buen general debe ser un poeta capaz de alentar a sus soldados ante la tentación de desertar.

También escribe en francés Tanella Boni (Costa de Marfil, 1954). Boni intenta recoger en sus versos las preocupaciones que las mujeres de su país expresan oralmente por la calle. Ferhat Mehenni (Argelia, 1951) es otro caso singular. Es un poeta procedente de la Cabilia, militante político y defensor del cabila, lengua descendiente del amasur, que sin ser oficial hablan ocho millones de personas. Mehenni trazó analogías entre Cataluña y Cabilia y será sin duda la nota reivindicativa del festival.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_