Isabella Blow, extravagante estilista
Descubrió a diseñadores de moda británica de la alta costura
Era imposible ignorar a Isabella Blow. El anonimato no iba con ella y su presencia nunca pasaba inadvertida. Con sus gloriosos sombreros, su dramático vestuario y tacones siempre afilados acaparaba el centro de atención en los desfiles de moda y en las redacciones de las revistas británicas y extranjeras donde trabajó como estilista. "Va a dejar un agujero enorme en el mundo de la moda", exclamó Geordie Greig, redactor jefe de la revista Tatler. "Era una de las más brillantes estrellas de la moda, la más divertida, la más original y la más cariñosa", añadió al diario The Guardian. "Gracias a ella, la moda británica adquirió tanta visibilidad en la década de los noventa", dijo Harriet Quick, de Vogue.
Blow tenía una aguda visión y un arte particular para apoyar y promocionar a los futuros reyes de la pasarela. En 1989, se quedó prendada de un sombrero de fieltro, con cortes recordando a los dientes de un cocodrilo, y su diseñador, el entonces estudiante irlandés Philip Treacy, tuvo prácticamente asegurado el futuro. Blow le encargó un sombrero para lucir el día de su boda con Detmar Blow, abogado y galerista de arte, y a partir de la ceremonia, rara vez se dejaba ver sin un extravagante original del ya consagrado sombrerero.
A Alexander McQueen le compró toda la colección que presentó al licenciarse en la Escuela de St. Martins, en Londres, en 1995, abanderando la creación del joven diseñador por tiempos venideros. Musa, modelo, mentora y descubridora de talentos. Entre otros, los diseñadores Hussein Chalayan y Julien MacDonald; las modelos Sophie Dhal, Honor Fraser y Stella Tenant.
Isabella Delves Broughton nació en Londres en 1958. La excentricidad corría en los genes de su noble familia de viejos terratenientes. Su abuela presumía de ser "caníbal" y se dice que su abuelo mató a un conocido antes de suicidarse inyectándose heroína. La futura señora Blow se mudó a Nueva York en 1979 y, al año siguiente, abandonó el curso de Arte Chino que seguía en la Universidad de Columbia. Poco después entraría en el mundo de la moda de la mano de Anna Wintour, directora de Vogue, con quien coincidió en su admiración por la escritora Vita Sackville. Se movió en el centro de la movida vanguardista, labrando amistad con Andy Warhol, Roy Lichtenstein y Jean-Michel Basquiat. A partir de su retorno a Londres, en 1986, trabajó como ayudante y directora de moda en Tatler, Vogue y la revista de estilo del dominical The Sunday Times.
El Museo del Diseño, de Londres, reconoció en 2002 el impacto de la célebre estilista con la exposición Cuando Philip conoció a Isabella.-
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