Aguirre no quiere al vecino del quinto

No a las ciudades de hormigón. No al "urbanismo apelotonado" del siglo pasado. No a vivir en bloques con casas como "cajas de cerillas". Con todas estas ideas en mente, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, se comprometió ayer a reducir la altura de las viviendas que se construyan en el futuro en la región. Sus intenciones son claras. Sí a que "el sol entre por las ventanas". Sí a la calidad de vida. Sí a reducir el número de casas por bloque.

Una ley regional, explicó, limitará la altura de las viviendas a "tres pisos más ático". "En la práctica, eso va a suponer una limitación de la densidad de la edificación", agregó Esperanza Aguirre, durante un almuerzo organizado por el Foro Abc. La presidenta regional justificó su propuesta en que el urbanismo entre los años cincuenta y setenta, cuando la región era el destino de miles de emigrantes procedentes del campo, ya no es necesario. "Necesitamos un urbanismo más humano", subrayó. "Madrid y los madrileños quieren calidad de vida, y ahora tenemos las condiciones".

Esto no implica que Esperanza Aguirre renuncie a los rascacielos. Se tolerarán, cuando sean "edificios singulares y monumentos de la arquitectura".

No fue la única propuesta en materia de vivienda. Aguirre también anunció un plan de alquiler, abierto a todos. En la legislatura que termina a finales de mes, los planes de vivienda han ido sobre todo dirigidos a los menores de 35 años. La nueva propuesta ofrece unas 45.000 viviendas, en las que se podrá vivir hasta 10 años. El Gobierno regional, dijo Aguirre, dispone de suelo para construir 11.000 de estas viviendas. La presidenta regional también afirmó que el impuesto de patrimonio es el "más alto de Europa". Pero aclaró que la Comunidad de Madrid no está en condiciones de renunciar a él.

"En este momento, los ingresos que llegan por esta vía no somos capaces de obtenerlos por otra parte", explicó. "No quiere decir que no vayamos a tocarlo, en cuanto a la parte que tiene de expropiatoria".