Basso, el primer campeón que confiesa
El ciclista italiano admite haberse dopado en la trama de la Operación Puerto y colabora con la investigación
Acuciado por las múltiples pruebas en su contra, incluidas varias bolsas de sangre, convencido de que la única salida es el reconocimiento de los hechos, Ivan Basso, de 29 años, el ciclista designado por todos los especialistas como el heredero natural de Lance Armstrong para ganar el Tour de Francia, se presentó ayer espontáneamente en las oficinas del fiscal antidopaje del Comité Olímpico Italiano (CONI) y confesó de plano. Admitió que, en efecto, como sospechaba la Guardia Civil, detrás del seudónimo Birillo se escondía él. Confesó que se sometía a los tratamientos de dopaje -autotransfusiones de sangre, inyecciones de EPO, de hormona de crecimiento, parches de testosterona- programados en Madrid por el médico canario Eufemiano Fuentes, dentro de la llamada Operación Puerto. Basso habló y prometió colaborar. El primer gran campeón del deporte que, en pleno esplendor físico, admite haberse dopado.
En España, todo sigue paralizado. Ni del ámbito penal ni del deportivo llegan señales de vida
A cambio de un gesto de caracteres históricos, sólo pide que se le apliquen los beneficios que prevé el Código Mundial Antidopaje. Que se le reduzca la sanción por debajo de los dos años que establece como pena mínima. Que se le compute como pena cumplida los meses que no pudo correr en 2006, desde julio en adelante. Que se le permita volver en 2008 a un Tour de Francia que no pudo disputar en 2006 y que no podrá correr tampoco en 2007.
Basso definió el momento, por boca de su abogado, de quitarse un peso de encima, un agobio de conciencia que no le permitía dormir tranquilo. El mundo oficial del ciclismo lo aplaudió como un gesto de coraje, de valentía insólita en un gran campeón, como el paso que Marco Pantani, el llorado, el abandonado, nunca se atrevió a dar. El fiscal antidopaje del CONI se felicitó porque su tenacidad y su trabajo se veían recompensados finalmente y porque la colaboración de Basso le permitirá profundizar en la investigación, indagar en la posible conexión del grupo de Fuentes con médicos italianos. Sólo el presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), Pat McQuaid, desentonó en una tarde de discursos de buenas intenciones y empezó a entrecerrar la vía de la colaboración para otros ciclistas. "Está muy bien lo de Basso", dijo, "pero hay que recordar que el código no prevé la reducción de sanciones".
Sin embargo, en la revisión al texto que marca la ley mundial en términos de dopaje y que se aprobará en Madrid en noviembre, se prevé que pueda reducirse la sanción hasta a una cuarta parte. La sanción que se le pueda imponer a Basso tras su confesión dependerá del informe que el CONI transmita a la federación italiana, cuya decisión podrá ser posteriormente recurrida ante el propio CONI y ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS).
El expediente de Basso también pasará a la fiscalía de Roma, que abrirá de oficio su propia investigación, como establece la ley antidopaje italiana, y, posiblemente, a la de Bérgamo, donde se investiga una trama de venta de productos dopantes en gimnasios en la que está implicada la hermana del ciclista.
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