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Crónica:Fútbol | 33ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Guti enseña el camino a Capello

La lucidez del canterano del Madrid acaba con la resistencia del Sevilla y sitúa al equipo madridista como el gran opositor azulgrana

José Sámano

Un inolvidable repertorio de Guti alargó el sueño liguero del Madrid a costa de un ilustre rival, el maratoniano y exitoso Sevilla. Para gozo de la hinchada local, que tras tantos batacazos y bostezos lo festejó como si fuera la décima, el equipo de Capello se aupó por encima de su contrincante andaluz al compás del canterano. El Madrid remontó cuando fue menos capellista que nunca, cuando obligado por el marcador el técnico italiano no tuvo más remedio que cambiar su guión. Donde Capello clava la trinchera, en el eje del medio campo, emergió Guti, brotó el fútbol y el Madrid encadenó tres goles. En todos fue decisivo el segundo capitán, clarividente y preciso como en sus mejores días. En medio del barbecho futbolístico de los blancos, Guti activó a Van Nistelrooy y a Robinho, hasta entonces desaparecidos, y desarmó al Sevilla, que llevaba una hora sintiéndose por encima de su rival. Al grupo de Juande Ramos le faltó oxígeno y le sobró Guti. Cuando a futbolistas así se les enciende la bombilla no hay antídoto. Aunque Capello no lo sepa.

REAL MADRID 3 - SEVILLA 2

Real Madrid: Casillas; Cicinho, Cannavaro, Sergio Ramos, Torres (Helguera, m. 58); Diarra, Emerson; Beckham, Raúl (Guti, m. 58), Robinho; y Van Nistelrooy. No utilizados: Diego López; Míchel Salgado, Gago, Higuaín y Reyes.

Sevilla: Palop; Alves, Ocio, Escudé, Dragutinovic; Maresca, Poulsen, Renato (Hinkel, m. 64), Puerta; Kanouté y Kerzhakov (Chevantón, m. 71). No utilizados: Cobeño; David, Adriano, Martí y L. Fabiano.

Goles: 0-1. M. 41. Maresca. 1-1. M. 61. Van Nistelrooy. 2-1. M. 78. Robinho. 3-1. M. 85. Van Nistelrooy. 3-2. M. 93. Chevantón.

Árbitro: Pérez Burrull. Amonestó a Torres, Sergio Ramos, Hinkel, Chevantón y Beckham. Expulsó a Luis Fabiano (m. 74), que estaba calentado, y Aitor Ocio (m. 82) con roja directa y a Robinho (m. 80) con dos amarillas.

Unos 80.000 espectadores en el Bernabéu.

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Llegado el día clave al Madrid no le alcanzó de inicio con la farragosa apuesta futbolística de Capello hasta que Guti tuvo uno de esos ataques de lucidez que le han distinguido en su carrera. El Madrid, cuando estaba desahuciado y ahora que es líder de la oposición azulgrana, se ha comportado siempre como esos equipos menores de toda la vida que se desentienden de la pelota y esperan a que su rival se anime tanto con el balón que se destape más de la cuenta. Entonces, el Madrid, que tiene pegada, prepara el martillo. De forma tan mezquina, sacrílega con la historia del club, el equipo fue capaz de soñar con el título. La propaganda, interna y externa, se encargó de insuflar optimismo y ayer, en el operístico Chamartín, la hinchada cambió la etiqueta por la fanfarria. En cuanto el juego se puso en marcha, la fiesta se acabó hasta que Guti tocó el violín en el segundo periodo.

Antes de que rectificara Capello, el Madrid estuvo un peldaño por debajo del Sevilla, que no precisó mostrar su mejor versión para gobernar el encuentro. Más decidido con la pelota, el equipo de Juande Ramos mantuvo el mando, pero, como le ha ocurrido a tantos adversarios del Madrid, vio cómo las mejores ocasiones no eran suyas. El grupo de Capello no necesita fútbol para acercarse al gol. Y, a veces, por los caminos más insospechados, por la vía de Diarra y Emerson, autores de las dos grandes oportunidades del Madrid en el primer tramo.

Sin grandes piruetas, el Sevilla era capaz de arrimarse al área madridista, en buena parte por la concesión de Capello, que desprecia toda sutileza. Tan arrugado jugaba el Madrid que cuando se esperaba que Cicinho fuera un ciclón ofensivo, resulta que el brasileño bastante tuvo con frenar a Puerta. Sin alharacas el Sevilla se encontró en ventaja y desmintió a Capello, que presume de ser un catedrático en las jugadas a balón parado. Aitor Ocio lanzó una falta frontal sin que nadie ordenara una barrera. Hasta el último espectador del palomar sabía que la pelota iría a la cabeza de Kanoute. Sergio Ramos llegó tarde y el remate del africano llegó a Maresca que, a lo Zidane, armó una fabulosa volea con la izquierda que superó a Casillas.

En desventaja, Capello se vio obligado a echar el hilo a Guti. Sostuvo a Diarra y Emerson con el pico y la pala, pero al equipo se le hizo la luz. De Guti cabe esperar más de una espantada, pero es un fijo en las grandes citas del curso. Él fue el gran protagonista en la visita al Camp Nou y él remontó el encuentro frente al único equipo de Europa que aún puede lograr tres títulos. Con Guti al timón y el Sevilla con el depósito justo tras una temporada tan asfixiante, el Madrid dio la vuelta al marcador. Todo a partir de Guti, el único capaz de tejer el juego con sentido, por mucho que Capello se empeñe en jugar a oscuras. Las maniobras de Guti no sólo sirvieron para que el Madrid cobrara ventaja. La hinchada despertó, Chamartín se convirtió en un volcán y los árbitros, del primero al cuarto, convirtieron el duelo en un caos cuando el Sevilla necesitaba no destemplarse. Alves, impagable como lateral, extremo y delantero, estuvo a un centímetro de adelantar de nuevo al conjunto andaluz, pero falló en la definición. Con el Bernabéu excitado ante la posibilidad de echar un pulso al Barça hasta el final, el Madrid dio un paso por encima de su rival y se convirtió en la primera amenaza para los azulgrana. Capello ya conoce el camino: Guti, y lo que jugadores como él suponen para este juego.

Van Nistelrooy felicita a Robinho tras el gol del brasileño, el tercero del Madrid.
Van Nistelrooy felicita a Robinho tras el gol del brasileño, el tercero del Madrid.REUTERS

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Sobre la firma

José Sámano
Licenciado en Periodismo, se incorporó a EL PAÍS en 1990, diario en el que ha trabajado durante 25 años en la sección de Deportes, de la que fue Redactor Jefe entre 2006-2014 y 2018-2022. Ha cubierto seis Eurocopas, cuatro Mundiales y dos Juegos Olímpicos.

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