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Crónica:LA CRÓNICA | Elecciones 27M | FALTAN 22 DÍAS
Crónica
Texto informativo con interpretación

La lucha por movilizar al electorado

La corrupción urbanística puede ser la estrella de las elecciones - Rajoy necesita ganar en votos, y Zapatero, demostrar que la crispación no afecta a la participación

Soledad Gallego-Díaz

La corrupción urbanística y el destrozo del paisaje pueden convertirse en buena parte de España en el tema estrella de las elecciones municipales del 27 de mayo. En la costa valenciana, movimientos ecologistas y conservacionistas se han integrado en amplias coaliciones de izquierda. Incluso se han presentado "candidaturas de urbanizaciones" en defensa de sus intereses: Agrupació de Urbanizaciones de Gilet, Partido Urbanizaciones de Benijófar, Asociación de Residentes de Benicàssim o Asociación de Residentes de Oropesa del Mar son algunas de estas nuevas propuestas electorales. Hasta existe un socarrón Grup Organitzat pel Lliure Formigonar (Grupo Organizado para el Hormigonado Libre) en Carcaixent.

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No todo, sin embargo, será local en estas elecciones. Como es tradicional, las municipales tienen una cierta condición de primarias que, al menos, marcarán las tendencias cara a las generales de 2008. En estos comicios, Mariano Rajoy necesita que el Partido Popular (34,24% de los votos en 2003) quede por encima del PSOE (34,83%), aunque sea por pocas papeletas. Y José Luis Rodríguez Zapatero, demostrar que el clima de crispación política no ha afectado a la tasa de participación electoral (del 67% en mayo de 2003) ni a las expectativas de movilización de su partido.

En el plano político nacional importará también, mucho, lo que termine sucediendo en el País Vasco, tanto en cuanto a la decisión de los tribunales respecto a las listas de ANV como a la actitud que adopte ETA, algo que es completamente incontrolable y que planea como una amenaza por encima de las propuestas de los partidos. La novedad en el País Vasco llegará, probablemente, después de las elecciones, cuando el PNV de Josu Jon Imaz se ponga por primera vez claramente del lado de los socialistas a la hora de formar mayorías.

Como siempre, las municipales serán también el escenario de magníficas batallas locales en las que algunos candidatos y candidatas se juegan su futuro político. En Valencia capital, dos mujeres, la alcaldesa Rita Barberá, del PP, y la candidata socialista, Carmen Alborch, protagonizarán un duelo formidable de personalidades. Pero es Madrid la que se lleva en esta ocasión la palma: además de la guerra PP-PSOE por la alcaldía y la presidencia de la Comunidad (en esta última las elecciones de 2003 se decidieron por 20.000 votos), se dibujan otras dos, más "particulares": Esperanza Aguirre contra Alberto Ruiz-Gallardón (por ver si uno de los dos consigue una diferencia notable de votos respecto al otro, que le permita colocarse con ventaja como posible "heredero" en el PP) y Miguel Sebastián contra sí mismo (por saber si es capaz de sacar más votos que su antecesora, Trinidad Jiménez, y afianzar así su futuro político en el PSOE).

Nada que ver con la "guerra" catalana. Allí también se han impugnado muchas listas electorales, aunque, desde luego, con un tinte menos dramático que en Euskadi. En Cataluña ha sido CiU la que ha recurrido a la Junta Electoral por considerar que más de 400 listas "independientes" denominadas Progrés Municipal, Acord Municipal y Entesa del Progrés escondían, respectivamente, las listas del PSC, ERC e ICV. La Junta le ha dado parcialmente la razón.

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CiU se juega mucho en estas elecciones: sólo dispone de dos alcaldías importantes: Tarragona y Sant Cugat, y podría perder la primera. Desbancada de la Generalitat y sin poder municipal, se entenderían mejor los llamamientos de Josep Antoni Duran Lleida para que CiU se integre rápidamente en el Gobierno de España.

En Barcelona, sin embargo, está claro que los temas candentes en estas elecciones son fundamentalmente locales: los problemas de la cercanías (un millón y medio de afectados) y la vivienda, por encima de todos. Aunque es posible que en Cataluña se abran también dos nuevos frentes: la inmigración como problema de debate electoral y los límites entre el ocio y los derechos ciudadanos.

Junto con las municipales se celebran también elecciones autonómicas en todas las comunidades, salvo en las consideradas "históricas" (Cataluña, País Vasco, Galicia y Andalucía). En esta ocasión no concurren dos de los políticos más carismáticos del país, los socialistas José Bono (Castilla-La Mancha) y Juan Carlos Rodríguez Ibarra (Extremadura), ambos retirados voluntariamente. Su ausencia plantea al PP la exigencia de mejorar sus resultados: si en esta nueva situación sus dos nuevos candidatos no logran achicar espacios, la frustración será grande.

En general, los dos grandes partidos intentarán conservar el poder en las comunidades en las que ya gobiernan. Sufrir derrotas en ese campo supone pérdidas reales y muy importantes de poder porque las comunidades manejan presupuestos muy grandes y porque influyen cada vez más en las políticas que afectan a la vida diaria de los ciudadanos. Las dudas se concentran en Asturias, Canarias (con un ex ministro socialista, Juan Fernando López Aguilar, como aspirante), Baleares y, especialmente, en Navarra. Los populares están decididos a plantear su posible derrota en la comunidad foral como "un problema nacional", que desborda el plano autonómico. Su idea es que un Gobierno cuatripartito encabezado por PSOE, PNV, aliados con Nafarroa Bai y con Aralar, permitiría la reactivación del llamado proceso de paz en Euskadi, algo que los socialistas consideran completamente falso.

Al margen de los problemas específicos de cada comunidad, interesará comprobar hasta qué punto estas elecciones están condicionadas por el clima político general. La extraordinaria audiencia de los últimos debates de Rodríguez Zapatero y de Rajoy en TVE parecen indicar que los ciudadanos conservan el interés por los temas domésticos y que el hastío político que muestran las encuestas está más relacionado con cuestiones de índole general. Estas elecciones demostraran si esa teoría es cierta.

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