"Por muy famosos que sean"
Las noticias son el espectáculo. Frente a lo que pasa, que tiemble cualquier programa. Cuando estábamos envidiando (vean el blog de Lluís Bassets, en elpais.com) a los franceses y su manera de resolver la discusión política (CNN+, TVE), y acabábamos de envidiar (también) a los jugadores del Milan que machacaban a sus colegas del Manchester, salta del caballo de la noche la noticia que ahora va a acaparar los noticiarios, la detención de Isabel Pantoja. Lo que se guarda en las bobinas de los informativos se llama footing; de la Pantoja hay footing para parar varios trenes; ayer nos soltaron, en todas las cadenas, joyas sentimentales, reliquias antiguas, la Pantoja con sus hombres sucesivos... Les faltaba la Pantoja en la comisaría, con el pañuelo al cuello y las gafas oscuras. Pero tendremos eso y tendremos más, a partir de ya. Cuatro tenía el footing más cercano, el de la Pantoja hablando con Concha García Campoy. "No tengo nada que ver. Yo quiero cantar y punto". Tuvo que decirle más al juez, si tenemos en cuenta todo el rato que se pasó allí dentro antes de que la invitaran a pagar para irse, como se hace en los bares, pero más dramáticamente.
Las cadenas avispadas en la cosa política encontraron un filón en la presencia de Zapatero en Marbella, casi contemporánea con la detención. Allí dijo el presidente, antes de visitar a los policías, esa frase que ahora le hará tan famoso como a los famosos: "Por muy famosos que sean..." también caerán los famosos. Y al cabo de un rato, como si ZP fuera un pitoniso, cae una de las famosas, que además debe ser rica, porque de inmediato sufragó los 90.000 euros que el juez le impuso como pena provisional. La Pantoja. Menudo asunto. Y yo que hubiera querido hablar de la imagen de Leonor (en todas las cadenas). Saludando, con el candor de los niños, y enfrentada ya a la mirada múltiple que ahora lanza sobre ella (y sobre su hermana Sofía) esa pantalla enorme que nos mira.
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