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APUNTES

La Llotja de la Jaume I, punto de encuentro en Castellón

María Fabra

Apenas dos meses después de que la Llotja del Cànem reabriera sus puertas como nueva sede de la Universidad Jaume I en el centro de Castellón, el edificio ya ha recibido más de 2.000 visitas. La Jaume I ya se ve desde el mismo centro histórico de la capital de La Plana, en un rehabilitado inmueble que ha despertado el interés de todos aquellos que, acostumbrados a contemplar el denostado edificio, pueden visitarlo ahora con una lavada de cara que ha costado más de un millón de euros.

El concurso de ideas para llevar a cabo la rehabilitación ha permitido mostrar una lonja con los tres estilos, renacentista, barroco y academicista, que fueron conformándola desde 1604, cuando se creó como el espacio público en el que la Jaume I pretende que se reconvierta. Para eso, y sin retomar la actividad comercial para la que fue creada y que le dio nombre, los arquitectos Miguel del Rey, Antonio Gallud y J. Ignacio Fuster trataron con máxima fidelidad cada una de las características que particularizan este inmueble y que suponen su principal rasgo característico. Los frescos de la fachada, los pilares de la planta baja, los suelos hidráulicos de los pisos superiores, el patio interior... Castellón ha respondido a esa recuperación y con esas más de 2.000 visitas ha demostrado su gratitud por la recuperación de un edificio emblemático. No en vano, tras la restauración, íntegramente financiada por la Universidad Jaume I, la Generalitat Valenciana, en boca de su vicepresidente, Víctor Campos, se apresuró a manifestar la intención de la Administración autonómica de participar en el coste de las obras. Sin embargo, hasta el momento, ese compromiso no se ha plasmado en documento alguno, pese a que el rector de la Jaume I, Francisco Toledo, que recogió el testigo, lo haya reclamado ya y por escrito.

La apertura de la Llotja del Cànem se ha convertido en la imagen de la universidad en la ciudad, pero no sólo por su ubicación privilegiada. En su interior, el edificio acoge dos puntos de acceso libre a Internet y una sala de conferencias, a la que se trata de otorgar una actividad habitual y dinámica. Las salas del primer piso, donde también se ha instalado un despacho institucional, han recibido el nombre de dos pintores castellonenses, Oliet y Castells, y es en ellas donde se concentra la mayor afluencia de visitantes, ya que albergan los espacios destinados a exposiciones. Pero la actividad de la nueva sede no se queda en esta altura, ya que la Llotja alberga también las oficinas que conforman la sede de la Sociedad de Amigos y Antiguos Alumnos de la Jaume I (Sauji), que hace de vínculo no sólo entre el centro y aquellos que ya lo han abandonado, sino con quienes, de alguna manera, mantienen una relación con una universidad que ya está en el centro de la ciudad.

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