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Crónica:Fútbol | 32ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Sevilla sigue la caza

Los de Juande Ramos se imponen sin apenas apuros a un desconocido Espanyol

El Sevilla se deshizo del Espanyol, o algo similar, con un trío de goles que le sirven para seguir calentándole el cogote al Barcelona en la lucha por el título liguero. El que quisiera ver un simulacro de un choque que podría repetirse en la próxima final de la Copa de la UEFA, mejor habría hecho configurando las alineaciones en su juego favorito en la consola. En caso de que ambos equipos llegaran al partido de Glasgow, con toda probabilidad, ni la mitad de los futbolistas que disputaron el encuentro de ayer saltarían al césped.

Obligado a mirar para tres sitios a la vez, al Sevilla el partido le interesaba muchísimo más que a los espanyolistas. Y se notó. En el primer tiempo, el Sevilla apisonó a los visitantes y tuvo más de media docena de ocasiones de meridiana claridad. A los cuatro minutos, Kameni pifió al blocar un saque de falta que le venía bastante facilón y tuvo la suerte de que el rechace le cayera a Dragutinovic, que, a poco más de medio metro de la línea de gol, acertó a darle al travesaño. El portero africano compensó sus manos de flan en esa jugada con paradones a cabezazos de Kerzhakov y Chevantón. Lo único que no paró Kameni en la primera mitad fue ilegal: un tiro de Kerzhakov tan a bocajarro que estaba en fuera de juego.

SEVILLA 3 - ESPANYOL 1

Sevilla: Palop; Alves, Aitor Ocio, Dragutinovic, David; Navas (Renato, m. 73), Poulsen, Maresca (Martí, m. 64), Puerta; Kerzhakov (Alfaro, m. 64) y Chevantón. No utilizados: Cobeño; Duda, Luis Fabiano y Kanouté.

Espanyol: Kameni; Zabaleta, Serrán (Jarque, m. 5), Torrejón, Velasco; Rufete, Ito, Costa, Riera (Palanca, m. 67); Jonatas (Julián, m. 22) y Coro. No utilizados: Iraizoz; Chica y Moisés.

Goles: 1-0. M. 52. Puerta remata en semifallo un rechace cerca del área pequeña.

2-0. M. 53. Chevantón rebaña desde el suelo el rechace de Kameni a su disparo anterior.

2-1. M. 60. Coro bate a Palop desde el interior del área.

3-1. M. 74. Martí, de tiro cruzado desde el pico del área.

Árbitro: Velasco Carballo. Amonestó a Rufete, Alvers, Ito y Zabaleta.

Unos 35.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.

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Problemas con el gol

Pero mandar no es lo mismo que dominar y ni mucho menos ganar, justo lo que necesitaba el Sevilla. Parecía imposible que, después de las dos tempranísimas lesiones que padeció el Espanyol, el espléndido juego de desborde de Puerta y las citadas ocasiones de los puntas, aún no hubiese estrenado el marcador. Entonces, Juande Ramos se sacó el mismo conejo de la chistera que en el enfrentamiento con el Athletic de la semana pasada, que estaba igual de atascado que el de ayer. Kanouté desdobló su largas piernas, salió del banquillo y se puso a calentar los músculos con un trotecillo tranquilo. Tal que el Cid atado al caballo, la batalla empezó a caer de su lado. Fue ver la silueta del africano por la banda y afilársele las botas a los meritorios.

A los siete minutos de iniciarse la segunda mitad, Chevantón intentó disparar y falló, pero falló asimismo la defensa del Espanyol y Puerta chutó muy cerca del área pequeña y la pelota, tras rebotar en el suelo, entró. Un solo minuto después, los centrales visitantes se tragaron un globo manso que atrapó Chevantón a la carrera. El uruguayo se entretuvo y Zabaleta se la sacó de los pies y evitó el primer disparo del ariete, que, sin embargo, se las apañó para chutar desde el suelo y enviar el balón a la red de un despistado Kameni.

El partido entró entonces en una fase barata, malquerida. Los sevillistas empezaron a pensar en lel partido del jueves contra Osasuna, el del domingo contra el Madrid... En fin, en todo lo que se le viene encima en esta fase en la que todos sus esfuerzos pueden llevarles al néctar del Olimpo o a la hiel del reconocimiento sin laurel. Así, Puerta dejó de merendarse a Zabaleta -los maledicentes se acordaban de Rexach, que, según ellos recordaban, siempre lo hacía mejor a la sombra que a la solana-, Poulsen se llevó su muralla táctica unos paso más atrás y Kerzhakov se pegaba menos carreras. Navas tampoco estaba, pero es que tampoco lo hizo cuando el juego de su equipo era un festival. El interior supone una de las peores noticias para este Sevilla exigido. Desde su lesión contra la Gimnástica Segoviana, en noviembre, en la Copa del Rey, su juego ha perdido electricidad. Ayer se fue pocas veces, si se fue alguna, y, por falta de atrevimiento, de frescura, dejó romas un par de sus antes peligrosísimas internadas.

Una jugada egoísta sacó el partido de su castrante pragmatismo. Coro corrió un pase al hueco y batió a Palop con un chut arriesgado cuando tenía un facilísimo pase para un compañero que estaba completamente solo. La zozobra de los sevillistas duró un cuarto de hora, interminable para sus aficionados. Hasta que Martí la enchufó con ganas desde el pico del área. Y ahí se terminó el partido. Que no el esfuerzo que aún le queda a este equipo que está completando una temporada colosal y que podría ser histórica.

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