Gallegos de Manheim, Odessa o Reikiavik
La Orquesta Sinfónica de Galicia cumple 15 años tras haberse consolidado como una de la grandes formaciones españoles
Hace 15 años, echaba a andar el proyecto musical más ambicioso nunca intentado en España. Las audiciones de selección de músicos fueron en Madrid, Bratislava, Londres, San Petersburgo, Stuttgart y Nueva York. El resultado: 72 músicos de más de 20 nacionalidades distintas, muy pocos españoles y ningún gallego. Esto levantó algunas ampollas, pero se buscaba la calidad.
Quince años después, A Coruña se siente orgullosa de su orquesta y de la integración en su comunidad. Hay más músicos de la tierra, casi todos se han afincado aquí comprando su vivienda o, incluso, una casita en la aldea. Como uno acaba siendo de donde crecen sus hijos, éste es el dato más revelador del arraigo de la Sinfónica: entre sus actuales miembros suman 43 hijos nacidos aquí, más una decena de importados.
El 15 de mayo de 1992 se inauguró la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG). A las órdenes de su primer director, Sabas Calvillo, en perfecta formación sobre las gradas encargadas para el momento. Los profesores, de frac; ellas, con un uniforme como de telefonista de los años 50. Pero todo olía a nuevo, a fresco, al papel que envuelve un regalo.
Los himnos español y gallego, con público y orquesta puestos en pie, iniciaron el primer concierto. En programa, Ultreia, de Groba, y el Concierto para violonchelo y orquesta de Dvorák, con Mischa Maiski de solista tras cancelar la pianista Marta Argerich. Tras el descanso, Espacio de espejo, de Marco -encargo para la ocasión, como la de Groba, de la OSG- y Cuadros de una exposición de Mussorgski. Luego, una pequeña revuelta interna y sustituciones de músicos, de Calvillo por Colomer en sus conciertos, e inmediata toma del timón por Rojas.
A partir de aquel momento, los proyectos se multiplicaron y comenzó una remodelación y aumento de la plantilla. La orquesta creció y maduró en el trabajo diario y los conciertos, hasta llegar a ser reconocida en algunos años como la mejor del país en obras de Mozart y Rossini. La presencia en A Coruña de A. Zedda, el mayor especialista mundial en Rossini, resultó decisiva. La OSG fue por tres años orquesta residente en el Festival Rossini de Pésaro. Carlo Rizzi, Jesús López Cobos, James Judd, Josep Pons, Alberto Zedda, Krystof Penderecki, Gabriel Chmura, o Libor Pesek la han dirigido, mientras que Juan Diego Flórez, Daniela Barcellona, Frank-Peter Zimmerman, Gérard Caussé o Viktoria Mullova han actuado como invitados.
La OSG ha estrenado más de 50 obras, muchas de ellas de encargo y bastantes de autores gallegos, a los que se ha prestado mucha atención. Sus proyectos -Festival Mozart, Coro, Coro Joven, Coro de niños, Orquesta Joven- crecieron en el sustrato de vida musical de la ciudad, que han dinamizado hasta límites nunca soñados. Por eso, este aniversario "se ha dedicado a la ciudad y sus instituciones artísticas en agradecimiento y refuerzo de los lazos que nos unen", según su gerente, Félix Palomero.
El éxito de la OSG, según Palomero, se debe a "una calidad homologable a la de las buenas orquestas europeas, como para poder presentarse en circuitos internacionales en igualdad de condiciones"; a ser una orquesta "muy cercana a la comunidad en la que hace su labor educativa, cultural y social" y a "su presencia en las convocatorias culturales importantes en España, adonde lleva el nombre de Galicia y A Coruña".
Para el fin de fiesta del aniversario, El oro del Rin, de Wagner: una muestra del nivel alcanzado y del camino a seguir. Según Víctor Pablo, el director, "una orquesta que hace bien la Tetralogía demuestra su mayoría de edad". Para los españoles, ésta llega a los 18; para la Sinfónica, el futuro dirán cuándo. Como apunta Palomero, "evitando la autocomplaciencia es como se puede asegurar el futuro". El camino recorrido es bueno, pero, según sus responsables, no hay meta: sólo etapas, sólo horizonte.
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