Duodécimo asalto al liderato
El Madrid intentará, otra vez, tomar la cabeza de la tabla en San Mamés
Todo cambia. Fabio Capello sigue fiel a su espónsor, las gafas Zerorh+ pero ha cambiado el modelo Andro, azul turquesa, por el Limbo, rojo sangre. Sus alineaciones también se han reformado. Guti ha pasado de ser una referencia a ocupar el banquillo y sospechar que el club quiere darle vía. Roberto Carlos se ha desconectado del proyecto, hasta el punto de que ni viaja. Raúl ha regresado a la segunda punta con más confianza en su presidente y menos en su entrenador. Y Emerson -por citar un caso menos trascendental- ha recuperado la autoestima y se dispone a ser titular en San Mamés. Allí, un 29 de abril de hace 23 años, el Athletic se proclamó campeón de Liga por última vez. Allí, esta noche, este Madrid cambiado intentará encabezar la clasificación por primera vez. Será la duodécima ocasión en que llega a un partido a dos puntos del líder, o menos, esta temporada. Ha fallado once veces. Esta noche, por esas cosas del espíritu, la plantilla siente que tiene la fortuna de su lado.
Capello: "Desde diciembre hemos estado cinco veces a dos puntos del líder, y pinchamos siempre"
Capello frunce el ceño rojo sangre y emite un juicio seco. "No existe tal ventaja psicológica", dijo ayer, cuando le preguntaron por la posible superioridad anímica de su equipo, que está en crecida, respecto al Barça y al Sevilla, que no terminan de marcar diferencias en la clasificación. "El Barça no ha podido despegarse del Sevilla ni de nosotros", sentenció; "pero nosotros, desde diciembre, hemos estado cinco veces a dos puntos del líder, y también pinchamos siempre".
Capello se muestra prudente. Pondera. Repasa la historia reciente y admite que tiene "dudas". No concede entrevistas y mira con suspicacia a quien lo hace. Sus jugadores, por ejemplo, hablan poco, pero casi siempre es para decir que ganarán la Liga. Que se sienten fuertes. Que han empezado a jugar bien. Que dan espectáculo. Raúl, una de las personas más perspicaces del vestuario, dijo en As que está convencido de que el Madrid está en condiciones de ganar los siete partidos que quedan. El capitán hace campaña.
"Nos daban por muertos", dicen los jugadores, señalando a la prensa. En el vestuario del Madrid es hora de mirar hacia afuera, en busca de responsables. Después de quedar eliminados de la Liga de Campeones, en Múnich, varios de los futbolistas que acudieron a jugar el clásico al Camp Nou lo hicieron convencidos de que esa noche el Barça les dejaría fuera de todas las competiciones. "A ver si nos dan la puntilla", decían. Habían dejado de creer en Capello y en ellos mismos. Estaban perdidos y, a falta de referencias, se aferraron al fútbol. Tanto, que por poco le ganan al Barça. Empataron 3-3. Desde entonces viven en un progresivo estado de manía. Hablan de la reconquista del "espíritu" con el mismo entusiasmo con que Hegel enunció su idea del "espíritu absoluto". Son románticos. No les importa la ciencia. Sienten desdén por los números. Y la clasificación es aritmética.
Capello no se despega de la tierra. Tiene presente que sus jugadores pudieron asaltar el liderato el día que perdieron en Getafe, y en Sevilla, y el día que los goleó el Recreativo en el Bernabéu, y también cuando visitaron El Sardinero y perdieron. Para afrontar el encuentro de esta noche, el técnico italiano recurre a sus viejos reparos. "¿Físico o toque?", le preguntaron. "Hay que ser físico en el toque", sintetizó, soltando una risita pícara. Y agregó: "No se puede ir apostando sólo por el toque. El Athletic hizo eso en Sevilla [la jornada pasada] y el Sevilla no le dejó tocar".
El italiano admitió que tiene "dudas". La recuperación de Beckham le incita a juntarlo a Emerson y Diarra. Esto supondría el sacrificio de Robinho o Higuaín. El argentino es, por su velocidad, uno de los jugadores favoritos de Capello. El efecto dominó podría afectar a Robinho.
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