Volando voy, volando vengo
Desafío Español suma dos victorias mientras que New Zealand sufre, ante Luna Rossa, su segunda derrota
Uno no se puede ir a la guerra con un himno que llora el sufrimiento de los marineros, como el China Team. Eso es derrota asegurada. Pero tampoco te puedes ir de buen rollito, cantando Volando voy, volando vengo, como el Desafío Español. Parece que das ventaja al enemigo, que está en la base de al lado, los suecos del Victory, y te oyen, y tú les oyes a ellos. A veces gritan un saludo vikingo y luego atronan los desgarros guitarreros de AC/DC diciendo que ya no son unos perdedores, que han mirado al cielo, que tienen nueve vidas y que se preparen todos.
"Uno, dos, tres, Dame todo lo que yo quiero y no te haré daño", la canción Vertigo de U2 resuena en la base de Oracle, tan fuerte tan fuerte, que todos se lo han dado todo. Sigue invicto en la competición. ¿Será por la música? Quizás no, pero puede ayudar un poquito. Su barco de entrenamiento tiene una lamentosa canción de Whitesnake que dice "me voy solo otra vez", y ahí se van a entrenarse los reservas, solitos, desterrados fuera de los focos y los aplausos.
Los tambores de África suenan en el campamento de Shosholoza. Un coro de voces graves hablan del trabajo duro, en los trenes y en las minas, bajo el sol y la lluvia. Los de Shosholoza son unos currantes de la mar. La canción les ha imprimido carácter. Luchan hasta el desfallecimiento, pero varios errores en el izado o recogida de velas les han llevado a derrota tras derrota, primero Oracle, luego Desafío Español y ayer, la más calamitosa, ante Mascalzone, cuando tenía el triunfo en la mano. En el último largo a favor de viento acabaron con el spinnaker hecho trizas, como sus esperanzas.
New Zealand y Luna Rossa no tienen más que atronadoras sirenas, que les despiden en busca de la gloria. Ayer se las vieran antes de la salida. Los jueces tuvieron que intervenir para sancionar a los neozelandeses. Tras un largo disputado, Luna Rossa no dejó nunca la cabeza y acabó con demasiada ventaja sobre los kiwis que cosechan una sospechosa segunda derrota. No peligra su pase a semifinales, pero ya ha fallado dos veces.
Los vikingos de Victory, veteranos de Auckland, son otro de los obstáculos del Desafío Español para la cuarta plaza. Ayer se las enfrentaron en un primer largo muy competido, pero los españoles parecen muy seguros de sí mismos.
En el último largo, rumbo a la meta y con toda la ventaja a favor. Desafío Español se fue complicando la vida, y por momentos fue resonando el cantecito de Kiko Veneno, volando voy, volando vengo, por el camino yo me entretengo. El buen rollito y la calma chicha parecía haberse apoderado del barco español en el último largo. Los espectadores se temieron lo peor, una tripulación adormecida en los laureles antes de saborear alguno; pero sólo fue un susto. Desafío Español ganó y sigue con esperanzas de entrar en semifinales. Volando voy, volando vengo.
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