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Reportaje:

Aguirre corteja a Montilla

La presidenta inaugura en Barcelona un festival sobre Madrid

Afortunadamente en el patio del palacio de la Generalitat no hay manzanos, sino naranjos. La fruta que le mostró ayer el presidente catalán, José Montilla, a Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, no fue una "manzana de la discordia" sino una naranja borda. Es decir, decorativa, pero no comestible. En línea con el tono educado y solemne del acto protocolario en el que se aparcaron las diferencias políticas que separan a los dirigentes de ambos partidos y que tenía como objetivo firmar un protocolo de colaboración entre las dos comunidades en el marco de la inauguración, ayer, del festival Made in Mad en Barcelona.

"Estamos de acuerdo en que no sólo hemos de evitar que el enriquecedor intercambio cultural se contamine con controversias artificiales e innecesarias, sino que hemos de comprometernos a trasladar en estas relaciones institucionales y políticas el espíritu de diálogo constructivo de nuestras culturas", indicó el presidente catalán. "El encuentro entre creadores e igualmente entre políticos debe estar presidido por la voluntad de entendimiento y la ausencia de reticencias", señaló la presidenta madrileña.

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La reunión entre Montilla y Aguirre fue larga, más de lo esperado, aunque poca cosa trascendió de la misma. Pasearon por el patio, posaron para los fotógrafos, firmaron el protocolo de colaboración -"que ahora los respectivos consejeros de Cultura deberán concretar", aclaró Montilla- y tras los parlamentos y agradecimientos mutuos respondieron a las preguntas de la prensa.

La primera fue para Aguirre y volvió a versar sobre el famoso reportaje Ciudadanos de segunda, de Telemadrid. La presidenta madrileña insistió en diferenciar las decisiones de las televisiones públicas de los gobiernos que las rigen, pero los periodistas insistían. "Todas las opiniones son válidas mientras se respete la ley", añadió. "Lo importante es que la lengua catalana es una lengua española, una de las lenguas más importantes de España. Y el español es la de todos y debe tener su presencia en Cataluña".

En otro momento, Aguirre había insistido en que "Cataluña y Madrid son los motores fundamentales de la economía española, y al mismo tiempo las fuerzas culturales y artísticas de España". No se pronunció sobre si había mucha o poca presencia de creación madrileña en Cataluña, pero se deshizo en elogios hacia la cultura catalana como un ejemplo de "libertad, progreso y modernidad", y afirmó: "En Madrid hemos copiado muchas veces de los valores que atribuimos a los catalanes, como la creatividad".

Montilla, que no se cansó de insistir en que las controversias puntuales no podían desvirtúan la colaboración institucional y cultural, destacó la importancia que tenía, a su juicio, el protocolo de colaboración firmado. Los acuerdos que hay en el mismo son muy genéricos. Por ejemplo, poner en marcha "un programa de residencias de creadores en equipamientos culturales" o la realización de actividades conjuntas en diferentes ámbitos.

Tras el acto en el palacio de la Generalitat, ambos presidentes se dirigieron al Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB), en donde inauguraron Tres vídeos tristes, de Alberto García-Alix, una exposición de pequeño formato que podrá verse en el centro hasta el 15 de mayo. La jornada de Aguirre había comenzado de buena mañana con la visita a la carpa que Turismo de Madrid ha instalado al final de las Ramblas y con un rápido recorrido por la muestra Clausuras. Tesoros artísticos en los conventos y monasterios madrileños, abierta hasta el 24 de mayo en el Museo Diocesano de Barcelona.

A mediodía, Aguirre visitó la Casa de Madrid en Barcelona en donde recibió el Madroño de Oro, el máximo galardón que otorga la entidad, informa Laura Clavijo. Aguirre recordó que el Gobierno de Madrid concede ayudas a esta casa regional y anunció que las que concederá en el futuro serán aún mayores, ya que la institución "necesita una ayuda importante".

José Montilla y Esperanza Aguirre, en el palacio de la Generalitat de Barcelona.
José Montilla y Esperanza Aguirre, en el palacio de la Generalitat de Barcelona.JOAN SÁNCHEZ

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