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Columna
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Valor

La celebración de la Batalla de Almansa es una efeméride señalada. El 25 de abril es una fecha memorable para los valencianos, aunque no haya muchos que sean capaces de explicar por qué, con una inteligible aproximación a los hechos que acaecieron en los albores del siglo XVIII y que precipitaron la abolición de los fueros en 1707. La responsabilidad de este y otros desconocimientos no es de los ciudadanos, sino de aquellos aprendices de inquisidor que se han empeñado en emborronar la historia para que no sea inteligible. Joan Fuster escribió en un texto menor: "No hi ha forma de fer estadístiques sobre les pors actuals, inmediates, que compartim. La Inquisició espanyola -i espanyola en la mesura eficaç, en que volien que ho fos- va ser un prodigiós instrument de por. I la por continua".

Es curioso que la lacerante historia de las libertades tenga tantos altibajos y demasiados retrocesos. Desde la época de Luis Vives hasta hoy quienes laboran en el entorno de la cultura acaban padeciendo vetos y persecución simplemente por leer, escribir, editar, publicar o tan sólo por pensar con independencia del poder dominante.

Los empresarios, por ejemplo, por nada del mundo deberían dejar de ser liberales, porque en ello les va su porvenir y la razón de ser. Ya me dirán cuál es el futuro de los empresarios valencianos si, por algún motivo extemporáneo, se conviniera en que debieran abandonarse los principios liberales en la actividad emprendedora tan ligada a la economía de mercado. Los empresarios valencianos, por esta y por otras razones, han de ser liberales y nada chapados a la antigua. Los empresarios valencianos cuando tienen planteado un problema y la resolución que afecta a su propia naturaleza y condición, no pueden mirar hacia otra parte, porque la factura por adoptar esa actitud, acaba pagándose.

Se habla mucho de los males endémicos de la economía valenciana, en tanto que es una forma peculiar de actuar en el mundo de los negocios. La economía productiva valenciana está atravesando una crisis que, en cierta medida, se compensa con los resultados espectaculares de las actividades ligadas al mundo inmobiliario y de la construcción. Cada día se incrementa la actividad productiva del sector servicios, pero una economía necesita también industria y agricultura.

La productividad y su consecuencia inmediata que, es la competitividad, aparecen ligadas a la necesidad de incorporar diseño, valor añadido, innovación, nuevas tecnologías, creatividad y vocación para triunfar en los mercados exteriores donde, en definitiva, se cuece la capacidad de supervivencia de los diferentes sectores empresariales.

Los empresarios valencianos han de poner a prueba su valor para reconducir por sus cauces una actividad de la que, nada menos, depende la generación de empleo y riqueza. La idea de Europa como marco de referencia es de vital importancia para potenciar la estabilidad y las normas vigentes en un espacio geoeconómico y estratégico que lo componen 27 países de la Unión Europea en el marco de una crisis de identidad y de crecimiento a partir de las diferentes formas de afrontar el porvenir. Europa más que una unión de países, es un compromiso que ata el futuro de una comunidad plurinacional. Todavía no somos capaces de discernir que nuestro porvenir está ligado al futuro del espacio económico más potente y plural, que es Europa.

El 25 de abril, en el que se celebra la derrota de Almansa, es ya una efemérides trasnochada, según unos y la forma de aflorar una conciencia valenciana según otros que ha terminado siempre desvirtuada. Los planteamientos nacionalistas han acabado varados por un cúmulo de pretensiones nacionales. Hace mucha falta valor, arrojo y atrevimiento para derivar hacia posiciones abiertas, donde se respeten los principios sobre los que se construyen las libertades europeas. Las entidades económico-empresariales deben poner en práctica su convencimiento de que las soluciones a sus problemas pasan por la colaboración entre las empresas, entre los proyectos y las iniciativas que, junto con la experiencia, deben culminar en la cooperación entre las organizaciones.

Las organizaciones empresariales valencianas deberían abrir un debate en profundidad sobre su naturaleza, su funcionamiento y acerca de cuál es el procedimiento para cumplir fielmente su misión. Es necesaria una mirada al pasado y una reflexión sobre cuál es el papel de estas entidades para responder plenamente a las necesidades de las empresas. No es aceptable que sus mayores esfuerzos tengan que dedicarse a los problemas derivados de su financiación y de las dificultades originadas por gestiones anteriores claramente ineficientes. Todo sabemos que las cuestiones no resueltas y con soluciones aplazadas no hacen más que impedir el funcionamiento de las organizaciones. Estos deben aplicar los principios que se siguen en el mundo empresarial: clarividencia, valentía y rigor.

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