Desnudos
Desnudas (Cuatro) bucea en los complejos físicos y propone un programa de autoayuda destinado a superar la mala imagen que algunos (con razón o sin ella) tienen de sí mismos. ¿Se parece a Cambio radical? En absoluto, ya que aquí la cirugía no interviene y los responsables de la idea han tenido la decencia de no castigar a sus pacientes con esa ropa interior de color carne que convierte a quien la lleva en candidato a víctima de película de terror. En cambio, sí existe cierto parentesco con aquel El patito feo que, en su día, estrenó Antena 3, donde te remodelaban peinados, maquillajes y fondos de armario en nombre del espectáculo.
Desnudas viene a ser la versión sensible de aquel experimento, una asesoría de imagen que cuenta con los servicios de Juanjo Oliva, sensible, atento, cariñoso, que empatiza con la candidata a subrayar su feminidad y trabaja para recuperar su autoestima. El lenguaje empleado recurre a eufemismos cargados de consideración. En lugar de hablar de brazos flácidos, por ejemplo, se refieren a "una zona complicada". Peinados y ropas adecuados sirven para mejorar lo obvio y consiguen que el patito que se creía feo descubra su lado sexy e incluso se atreva a una sesión de fotos que, por exigencias del guión, acaba siendo un pedagógico recurso narrativo. "El espejo no miente", le dice Oliva a una Conchi que, a ratos, no puede reprimir las lágrimas. Luego acude a una tienda donde una dependienta optimista empieza a esconder estómagos y realzar pechos con la ayuda de fajas y otros andamios. Hay toques de información sobre dietas ideales y tratamientos reafirmantes del culo a base de algas, buena voluntad y bastante condescendencia. Al final, sin embargo, el programa se retrata con el patrocino explícito de una marca de cosméticos para "mujeres de verdad", una presunción que preserva un tipo de culto al cuerpo que, en lugar de aplaudir el elitismo de la excepción, jalea la normalidad democratizando el piropo. "Te miras como si no te reconocieras", le decía Oliva a Conchi. Tranquila, Conchi: en televisión, nadie se reconoce.
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