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Entrevista:ANTONIO MURADO | Pintor

"El arte no lo han cambiado los artistas sino el público"

El pintor Antonio Murado (Lugo, 1964) es uno de los artistas gallegos con más presencia internacional de las últimas décadas. Vive y trabaja desde 1997 en Nueva York pero sus cuadros pueden verse periódicamente en galerías y centros de arte de Galicia. En sus últimos trabajos realiza un repaso a su trayectoria, caracterizada por una constante búsqueda de nuevas formas de transmitir emociones tanto a través de la figuración como de la abstracción. Es optimista y cree que los creadores pueden superar los peligros de la mercantilización creciente en el mundo del arte.

Pregunta. La pintura ha atravesado distintas crisis en las últimas décadas y hay quien dice que ya ni siquiera existe.

"El artista tiende a ser un reflejo de la sociedad en la que vive y ahora es mucho más individualista que en la época de las ideologías"
"Para la creación, que es un proceso solitario, es lo mismo vivir en Londres que en O Caurel. La promoción del artista es un esfuerzo común"

Respuesta. No es un debate muy interesante, tuvo lugar parcialmente a finales de los ochenta y ya no es relevante.

P. ¿Distingue en sus trabajos entre figuración y abstracción o estima que todo es lo mismo?

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R. Trato de moverme en el filo de ambos, aunque mi planteamiento es totalmente abstracto, al menos no descriptivo.

P. En sus últimas obras recientemente expuestas en Santiago realiza un recorrido por la memoria de su infancia y de su familia. Es un trabajo muy distinto al que presentó hace unos años en el CGAC. ¿Qué le llevó a realizar este trabajo?

R. En gran medida, el interés de utilizar las cualidades narrativas de la pintura como un factor más activo de lo que lo había sido en mi trabajo. Se trataba de explorar nuevos terrenos técnicos. Quise hacer una reflexión retrospectiva y también prospectiva de mi trabajo, y darle el formato de colección o diario visual me permitió indagar en muchos ángulos de más de 20 años de trabajo. La inclusión de la narrativa me permitió no sólo abordar asuntos de mi trayectoria pictórica, sino también de mi vida. Es quizás mi obra más personal.

P. Acaba de inaugurar otra exposición en una galería de Nueva York. ¿Qué tipo de obras presenta en ella?

R. Son pinturas recientes de gran formato. Se trata de cuadros que se transforman visualmente en muros, en paredes vacías de habitaciones abandonadas de donde se descolgaron cuadros. En ellas quedan sólo los halos que los cuadros dejaron en unas paredes descoloridas por el tiempo, donde sólo hay una grieta o sólo quedan las marcas que se hacen con lápiz registrando el crecimiento de los niños, una sombra o simplemente la incidencia de luz.

P. Usted, como otros destacados artistas gallegos (Leiro, Lamazares), trabaja fuera de Galicia. ¿Es más difícil crear desde la tierra propia?

R. No, no creo que sea por crear; es una decisión más bien de tipo personal. El artista tiende a ser un reflejo de la sociedad en la que vive y, por tanto, ahora es mucho más individualista que en la época de las ideologías en la que los creadores se organizaban en grupos. Vivimos un momento más individualista y así se comportan también los artistas. Naturalmente es un fenómeno pasajero como todo en esta vida.

P. Un buen número de jóvenes artistas gallegos empiezan a ser conocidos también fuera de sus fronteras. ¿Es ahora más fácil convertirse en un artista con presencia internacional desde Galicia?

R. Sí. Hay que distinguir entre creación y promoción del arte. Para la creación, que es un proceso solitario, es lo mismo vivir en Londres que en la sierra de O Caurel. La promoción del trabajo del artista es ya es un esfuerzo común donde se implican galerías, museos, revistas, etcétera. Para tener opciones de competir hay que encontrar un sitio en el contexto adecuado, en el momento idóneo y con el apoyo más efectivo. Es un problema de infraestructura y oportunidad y esto, igual que las comunicaciones, ha mejorado mucho últimamente en Galicia.

P. El mundo del arte está cada vez más mercantilizado. ¿Vamos hacia un escenario en que la calidad de un artista se mida exclusivamente por el valor de mercado de sus obras?

R. Todo está más mercantilizado, no sólo el arte. Hasta la revolución romántica, era una profesión como ser herrero o sastre y eso no impidió que se alcanzaran cimas sublimes en la expresión artística y la creatividad humana. El cambio que está ocurriendo ahora no está en el arte o los artistas sino en el público. Es el público quien está obsesionado con la cotización de las obras y para el que se organizan los circuitos de grandes exposiciones y museos como una opción de entretenimiento.

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