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Un tridente seco

El Barça no perdía con Ronaldinho, Eto'o y Messi como titulares desde la final de Mónaco

El fantástico gol de Messi en la Copa lo eclipsó todo, pero los últimos números del Barça en la Liga no son precisamente los de un líder. Los azulgrana llevan tres jornadas sin marcar un gol: se quedaron a cero en La Romareda, vencieron al Mallorca en el Camp Nou con un tanto en propia puerta de Fernando Navarro y se quedaron de nuevo secos en Vila-real. Y eso que nada hacía presagiar una derrota porque, con Ronaldinho, Eto'o y Messi como titulares, el Barça sólo había perdido hasta ayer la final de la Supercopa europea, en Mónaco, ante el Sevilla. Los azulgrana, con el tridente en el equipo titular, habían ganado hasta ahora cuatro partidos y empatado dos. Nunca habían sucumbido en la Liga hasta ayer, día en que encajaron una derrota que pone la Liga en un puño.

Tras los cinco goles al Getafe, parecía que el Barça había recobrado la senda del gol, pero no fue la noche del tridente. Los tres delanteros tuvieron seis ocasiones en la primera mitad y las desperdiciaron las seis. Primero, Messi, con un chut que detuvo Viera; luego, Ronaldinho, con un cabezazo que Cani despejó en la boca de gol y con otra ocasión en el área, y después, Eto'o falló lo que nunca antes marraba: desperdició un tiro raso; el meta despejó luego otro con el brazo y erró en un cabezazo tras un enorme centro de Messi. El equipo se quedó sin voz tras el descanso, especialmente después de los dos goles, y Eto'o encarnó la imagen de la impotencia cuando le dio, en una carrera, un codazo a Cani en el que se jugó la expulsión.

El Barça regresó a Barcelona en autocar consciente de que el partido se le escurrió en la primera mitad con esa media docena de ocasiones falladas. "Hemos empezado bien, pero nos olvidamos de marcar un gol. Y, en cambio, ellos lo recordaron. Hemos empezado bien, pero, si no marcas, te puedes complicar la vida con contragolpes rápidos", se lamentó el entrenador, Frank Rijkaard, que se mostró poco hablador y muy dolido con la derrota.

No chuta el Barça desde hace semanas y no ha acabado de dar el golpe de autoridad que se le supone a un equipo campeón. Rijkaard repitió por primera vez una alineación, disponiendo sobre el campo al mismo equipo que ganó en Huelva (0-4). Pero el plan no funcionó. Todo influyó: Ronaldinho debía jugar una hora y acabó actuando los 90 minutos. Estuvo muy participativo (recuperó ocho balones), pero todavía no ha alcanzado, tras superar una amigdalitis, su mejor estado de forma. Aun así, fue el jugador que más se acercó a marcar al estrellar en el último minuto un balón en el palo. Decepcionado, Rijkaard no quiso detenerse a analizar cómo había estado Ronaldinho y se expresó en estos términos cuando se le preguntó por si Eto'o estaba realmente al ciento por ciento: "Tras un partido perdido, es mejor no responder a estas preguntas. El otro día marcó un gol y nadie pensó en si estaba al ciento por ciento. No dependemos sólo de un jugador: ganamos juntos y perdemos juntos".

El Barça necesita los goles del tridente como el aire para ganar la Liga. Ronaldinho no golea desde el 4 de marzo, cuando metió un postrero gol al Sevilla (2-1) que sirvió para tener a favor el coeficiente de goles con el equipo de Juande Ramos. Y Eto'o, como Messi, no golean desde el día del Deportivo. La Liga está en un puño y el Barça debe mirar ahora con dos retrovisores a sus rivales porque tiene el Sevilla a un punto y al Madrid a dos y con el goal average a favor del equipo blanco.

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