"Este equipo tiene muy buen pie"
Aprendió a chutar en el jardín de su casa, entre las riñas con su hermano pequeño y las broncas de su madre, empecinada en que atendieran a los deberes escolares. Pero siempre acababa por regresar al jardín, donde, escogido un equipo, disfrutaba de interminables tandas de penaltis narradas por él mismo. Diego Alberto Milito (Bernal, Argentina; 1979) sigue jugando con su hermano Gaby, pero lo hace sobre el césped de La Romareda y bajo la elástica del Zaragoza. Le va de rechupete; es el pichichi de la Liga junto con Kanouté, del Sevilla, con 19 goles, cinco más que en la temporada anterior y otro más que el mejor registro de su predecesor Villa (Valencia). Hoy, Diegol aguarda al Celta, que ahora entrena otro célebre delantero de nombre Stoichkov.
"Está claro que no soy estático. Me gusta moverme, no soy un palo. Por eso creo que le resulto incómodo a los zagueros"
"Lo que agradece el equipo es cuando nos intentan hacer la trampa del fuera de juego; tenemos unos pasadores magníficos
Pregunta. ¿Ya se ve como el pichichi de la Liga?
Respuesta. Ojalá. De momento estoy teniendo bastante acierto de cara al gol y espero que continúe así. Aunque no es una cosa que me obsesione, me encantaría conseguirlo porque creo que el gol es una finalización individual que recoge el esfuerzo colectivo. Pero de lo contrario no pasaría nada; estoy muy contento porque me están saliendo bien las cosas y porque tengo confianza ante la portería. Lo esencial es que siga marcando tantos importantes, que den victorias.
P. ¿Su mejor cualidad es la movilidad, su capacidad para barrer el frente de ataque?
R. No sé si la mejor, pero está claro que no soy estático. A mí me gusta moverme, caer a las bandas, salir de la zona y buscar la espalda a los defensas. También busco participar en la construcción del juego. No soy un palo. Ésas son mis características y por eso creo que le resulto incómodo a los zagueros. El fútbol de hoy en día es muy táctico, los defensas son muy duros y para crear ocasiones tienes que buscar los espacios. Creo que el gol es una mezcla de todo, de moverse mucho, de olfato, de puntería y de fortuna. La clave, sin embargo, es el segundo que te tomas de más para pensar. A veces no me da tiempo a pensar y el disparo puede salir tan bien como mal; rematas de primera. Si pienso, es más fácil que la pelota entre.
P. Así que de supersticioso tiene poco, ¿no?
R. Muy poco. Lo único, que antes de los partidos beso la medallita de la Milagrosa que me regaló mi madre.
P. Este Zaragoza se define por sus pasadores. ¿Tiene quejas de la cantidad de asistencias que recibe?
R. En absoluto, el equipo me surte de balones desde todos los lados del campo. Diogo y Juanfran desde los costados, Aimar y D'Alessandro con pases interiores, Zapater por arriba y por detrás de las espaldas adversarias... Este equipo tiene muy buen pie. Pero no sólo eso, sino que además salimos con la idea de ganar sea quien sea el contrario. Y esa filosofía que practica el técnico, es un alivio para el delantero.
P. Pero también es el primero seguramente a la hora de defender, ¿no?
R. Claro, el delantero es el primer defensa. Es una tarea que desgasta al tiempo que recompensa. Yo, a estas alturas del campeonato, acabo los partidos agotado, pero si hago bien mi trabajo, el rival se ahoga y mi equipo lo agradece. No es lo mismo recuperar el balón en posiciones defensivas que arriba, donde estás a escasos metros del área rival y donde puedes hacer mucho daño. Por eso hablo tanto en los partidos, para que me acompañen en la presión los de atrás. Y si no me hacen caso y me dejan solo en la presión, a veces sí que me agarro un buen enfado...
P. ¿Y a usted cómo le gusta que le defiendan?
R. Depende del rival y del momento. Si me enciman, trato de fintar, buscar una pared o retar al marcador a una carrera. Si me marcan a un par de metros, tengo más huecos y tiempo para escoger la siguiente acción. Lo que sí que agradece el equipo es cuando nos intentan hacer la trampa del fuera de juego porque tenemos unos pasadores magníficos y unos puntas bien rápidos.
P. ¿Ya se ha marcado el equipo como objetivo la clasificación para la próxima Liga de Campeones?
R. No. Hay que ir despacio. Es evidente que podemos alcanzar la Copa de la UEFA y, con buenos resultados, la Champions. Pero al igual que estamos a un paso de todo, también lo estamos de nada. De ahí la trascendencia que tiene ganarle al Celta. A estas alturas es muy importante sumar de tres en tres. Pero hay que tener cuidado porque el Celta es peligroso. Tiene un nuevo entrenador. Stoichkov, que ha levantado la moral de sus jugadores y que les dará carácter... Por otro lado, seguro que sus delanteros están contentos de tenerle; es un técnico que brilló como extremo y al que le gusta el fútbol ofensivo.
P. Brilló en el Barça, un equipo que parece seguirle de cerca...
R. Eso se dice. Pero la verdad es que del Barça no sé nada. Es lindo y alegra que uno de los mejores equipos de Europa esté interesado en ti, pero repito que a mí no me han dicho nada.
P. ¿Le quita el sueño?
R. No. Sólo me cuesta conciliar el sueño cuando he fallado una ocasión clara que podía habernos dado la victoria.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.