_
_
_
_
_
Reportaje:Cuando el futuro llega en tren

Sants vive su propia noche en las vías del tren

Cae la noche y empieza el bullicio. El tramo de vías que va desde Sants hasta L'Hospitalet se convierte en un hervidero. Son obras que, en su mayor parte, no pueden hacerse de día porque cuando sale el sol llegan los trenes de todo tipo y los convoyes del metro. Para moverse, estas máquinas necesitan electricidad, de modo que sólo de noche, cuando el resto de la ciudad se amansa, cuando los trenes paran, cuando los metros se recogen, pueden salir a trabajar las brigadas que preparan la zona para un futuro muy distinto del actual.

Las tareas se encabalgan y las empresas tienen que esperar a iniciar su actuación a que terminen otros trabajos
Muchos puestos del mercado empezaron por cerrar la tarde del viernes y ahora cierran las tardes de toda la semana
Las obras afectan al AVE, a Cercanías y al metro de la línea 1 y dependen de tres administraciones distintas

Allí hay obras muy diversas a cargo de tres demostraciones. Dependiente del Gobierno catalán, a través de la empresa GISA, se están modificando los sistemas de señalización de la línea 1, obra que está realizando la empresa Bombardier. Al mismo tiempo, se ha empezado a actuar sobre los servicios que se verán afectados por las obras (conducciones de agua, gas, telefonía e incluso alcantarillado) para poder transformar la estación del metro de Mercat Nou, en la que se ampliarán los andenes y se cubrirá.

Pero para abordar de pleno estos trabajos es necesario que se termine la salida del túnel del AVE, que estará casi a la entrada del túnel que lleva a la estación de Sants. Esta obra corresponde a Adif (empresa propietaria de vías y túneles ferroviarios, dependiente del Ministerio de Fomento). Previamente se ha trabajado en el desplazamiento de vías de superficie. Había seis y quedarán sólo cuatro, todas ellas de ancho ibérico destinadas a Cercanías, ya que las de ancho europeo serán utilizadas por trenes de larga y media distancia, y son las que llegan soterradas. Tienen que aflorar porque, de lo contrario, quedarían por debajo del nivel en el que tienen que parar los trenes en Sants.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Desplazar las vías

Se ha procedido ya a desplazar dos vías, del lado montaña hacia el lado mar. Cuando estén las cuatro se podrá proceder a construir el muro que sirva de soporte a la caja que cerrará tanto las vías a utilizar por los trenes de Renfe como la línea 1 del metro. Una parte de esta obra, la cobertura de las vías, corresponde al Departamento de Política Territorial, mientras que otra parte corre a cargo de la empresa Bimsa (Barcelona Infraestructuras Municipales, SA), que pertenece al Ayuntamiento barcelonés.

Todas las fuentes consultadas sostienen que el túnel y las vías del AVE estarán listas en diciembre, de modo que se pueda cumplir la palabra dada por la ministra de Fomento respecto a la llegada de la alta velocidad a la estación de Sants. En ese momento estará, probablemente, terminada la adecuación de las vías de superficie que serán utilizadas por los trenes de Cercanías y algún otro hasta que se reordene completamente el servicio con las vías de ancho europeo. No es probable que esté lista ninguna otra obra de las que se están realizando en la zona, todas ellas enmarañadas entre sí.

Para no hablar de las paralelas. Por ejemplo, había allí (hay aún parcialmente) unos talleres que dan servicio al metro. Estos talleres deben ser trasladados a Bellvitge, pero los nuevos espacios no están aún disponibles. De modo que Gisa ha habilitado provisionalmente unas naves en Can Boixeras (L'Hospitalet), de modo que se puedan desalojar mientras las antiguas instalaciones de metro en la zona de Mercat Nou.

¿Cuándo estará todo listo? No hay pitoniso que se arriesgue a dar una respuesta a esa pregunta que los vecinos se hacen sin cesar y con el ceño fruncido.

Las obras correspondientes a la estación de metro de Mercat Nou, más la ampliación de andenes, se encuentran ahora en la fase de adecuación de los servicios afectados. La adjudicación de estos trabajos se hizo en junio de 2006 y el pliego concursal establecía un periodo de obras de 18 meses, a partir del inicio de las mismas. Se empezó realmente en enero, de modo que, en el mejor de los casos y si no hay interferencias del resto de empresas que allí trabajan, esta parte no estará lista antes de mediados de 2008.

El resto va para más largo. La cobertura de la zona de Renfe, una vez se hayan desplazado las vías, eliminado dos y agrupado las cuatro que deben quedar definitivamente, no es cosa de dos días y no puede empezar de modo inmediato. Las estimaciones más osadas señalan casi 22 meses de trabajo para esta operación, pero empezando no antes de mediados de otoño. Es decir, los vecinos se temen que les quedan casi tres años de polvo, ruido y sufrimiento. Y tres años, más otro largo que llevan a sus espaldas, son muchos años, además de temerse que el resultado sea horroroso: un cajón, así le llaman, que les quite luz, vista y les dé sensación de estar en una cárcel.

Las administraciones implicadas sostienen que hacen todo lo posible por minimizar el impacto de las obras sobre la ciudad, pero reconocen que se trata de una afectación muy fuerte y prolongada. Porque hay casos, por ejemplo, en la calle de Antoni Campmany, donde el muro que separa las obras de la zona hábil para los vecinos es de apenas un par de metros, lo justo para que los coches entren a los garages, cuando los edificios disponen de aparcamiento para residentes.

Eso, sin contar con la sensación de aislamiento en un barrio partido en dos por la vías y que ahora no cuenta ya, siquiera, con las comunicaciones que antes tenía, lo que ha empezado a provocar, sobre todo por la duración y la falta de horizonte, irritación.

Una irritación que se puso de manifiesto el pasado jueves: medio centenar de vecinos expusieron sus quejas a representantes municipales en una reunión en la que no se permitió el acceso a la prensa. Los vecinos acudieron de forma espontánea aprovechando la convocatoria de la comisión de seguimiento de las obras.

El gerente del distrito de Sants, Josep García Puga, responsabilizó de la "indisciplina" de los obreros a las constructoras y se comprometió a "velar" para que los ruidos sean "los mínimos y necesarios para que permitan el descanso de los vecinos" intensificando los controles, informa Elisabet Santpere.

Mientras tanto, cae la noche y Sants se convierte en zona de bullicio. No son bares, no son discotecas, son las obras. Los responsables políticos insisten en que el futuro será mucho mejor que el pasado, pero es un futuro tan lejano que provoca casi de todo menos entusiasmo.

Una panorámica de la zona de obras, con las vías que deberán ser reagrupadas y cubiertas.
Una panorámica de la zona de obras, con las vías que deberán ser reagrupadas y cubiertas.JOAN SÀNCHEZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_